IQUIQUE.- Fuera de peligro de muerte se encuentra la menor cuyos padres se negaron a autorizar una transfusión de sangre debido a que pertenecen a la religión Testigos de Jehová. La niña fue trasladada al mediodía desde la Unidad de Tratamientos Intensivos a la sección de Pediatría.
Los padres estuvieron durante toda la mañana junto a su hija y manifestaron su alegría por la recuperación de la menor, agregando además que es destacable que se respeten las creencias religiosas y otras medidas alternativas a una transfusión, tal como se hizo en esta oportunidad con medicamentos que buscaron recuperar los glóbulos rojos y plaquetas.
El jefe de la unidad de paciente crítico de Pediatría del Hospital, Aldo Pasquali, señaló que el actual estado de la niña es óptimo y recordó que ingresó por una anemia severa y con signos de insuficiencia cardíaca derivados de una hemorragia originada por su primer período menstrual.
“Los padres manifestaron que su fe religiosa les impedía la transfusión y se respetó, aplicando un tratamiento que permitió revertir la situación”, explicó el doctor, quien agregó que la transfusión provoca una recuperación inmediata y los otros sistemas demoran una semana o más para alcanzar una mejoría. Pese a lo anterior, el doctor sostuvo que “en casos de emergencia se debe aplicar el criterio”.
Frente al caso, la dirección del hospital presentó un recurso de protección, el cual fue acogido por la Corte de Apelaciones que dictaminó “dar lugar al recurso para adoptar el tratamiento médico que requiera en las mejores condiciones y menor riesgo de vida para evitar que se deteriore su salud”. Sin embargo, el director del hospital, ingeniero Manuel Fernández Ibacache, junto al equipo médico decidió respetar la decisión de la familia de la menor.
Avelino Retamales, director nacional de información de los derechos de pacientes, agregó que pese al estado de salud se logró recuperarla y es válido que los médicos escuchen a los pacientes.
La niña ingresó
La niña es estudiante de Séptimo básico y el 2 de octubre fue derivada desde la Clínica Tarapacá al Hospital debido a su anemia. Su padre, Pablo Cavada Cáceres, rechazó la transfusión por motivos religiosos y sanitarios, argumentando que la Biblia es clara al respecto y que además nadie le garantizaba la pureza de la sangre y que ésta no estuviera contaminada con Sida, hepatitis u otras enfermedades. Debido a ello, solicitó un tratamiento con medicamentos.