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Evasión: El gran problema a dos años del Transantiago

Conductores del servicio público, si bien reconocen avances en recorridos y frecuencias en comparación a 2007, asumen dificultades en el sistema por el no pago de pasajes.

10 de Febrero de 2009 | 11:27 | Paz Saffie y Fernando Jiménez, El Mercurio Online
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Carlos Araya lleva más de tres años como conductor. Pide con ''urgencia'' más buses en el servicio.

El Mercurio Online

SANTIAGO.- En la memoria de los chilenos difícilmente podrá borrarse la jornada del 10 de febrero de 2007. Precisamente hace dos años el gobierno de Michelle Bachelet ponía en marcha el servicio Transantiago, regando de buses, mapas y tarjetas Bip a la capital y creando un sentimiento de desconcierto e incertidumbre generalizados en la población.


Carlos Arenas, conductor del servicio troncal 401, recuerda los inicios del Transantiago como "un verdadero caos, la gente no sabía para donde iba la micro, al principio andaba toda la gente perdida, incluso nosotros. De repente sabíamos que llegábamos hasta tal paradero, pero nos cambiaban al otro día", sostiene.


Hoy, el servicio está de cumpleaños. Y, como a un infante de dos años, los problemas no le siguen siendo ajenos. Demoras en las frecuencias, hacinamiento, ausencia de recorridos, paraderos en malas condiciones y una alta cifra en la evasión de los pasajes representan los mayores problemas que el sistema deberá seguir enfrentando.


Si bien los verdaderos protagonistas son los usuarios, el Transantiago cuenta con una gran flota de choferes, actores algo más silenciosos, que realizando su trabajo han debido enfrentarse a los vaivenes y problemas del sistema recibiendo las críticas de los usuarios y ganándose una mala fama a costa de los problemas de diseño e implementación del plan.


"Hemos tenidos problemas, los choferes han sido agredidos porque la gente quiere bajarse donde sea y eso no debe ocurrir", señala Arenas, en referencia al momento en que los pasajeros suben sin pagar su pasaje. "Nos hemos agarrado a combos", confiesa un colega de Arenas que también realiza el servicio 401.


El problema de la evasión ha llegado incluso, según la Fundación Chile, ha bordear el 10 por ciento en el último trimestre del año 2008.


Para Jorge González, joven coordinador de ruta en Plaza Italia, el problema viene basado en que "hay gente que no tiene tarjeta y otra que simplemente no valida. Ahora que subieron el pasaje, más evasión va a haber. Los choferes van a tener menos ganas de trabajar y más problemas vamos a tener", sostiene pesimista.


"Hemos mejorado bastante los tiempos y el servicio, los problemas más graves son los tiempos de espera y aparte", reconoce el coordinador, quien también cuenta estar "agradecido" ya que el sistema le "abrió una puerta de empleo a mucha gente joven".


Hipólito Guerrero, de 46 años, chofer de un alimentador de la comuna de Santiago, coincide también en que el mayor problema del sistema es que "hay harta evasión. Las autoridades tienen que preocuparse de eso, no nosotros".


Las diferencias en favor del actual sistema se fundamentan en que "por lo menos andamos más tranquilos ahora que no trabajamos con plata. Falta que se acostumbre la gente nomás, ahora último se han acostumbrado un poco, hay paradas que no están bien hechas", señala Arenas a cerca de la desaparición de las viejas "carreras" que sostenían los conductores de las viejas micros amarillas.


Julio Rivera, vendedor ambulante hace 14 años en la Alamada, ha visto como el sistema ha dificultado sus ingresos reconociendo tener que trabajar incluso más allá de las once de la noche para lograr la misma cantifad que en tiempos pasados.


"Que vuelvan las máquinas antiguas, antes el chofer se jugaba por la gente. Hoy no. El tipo que tiene que entregar la máquina a la una, por entregarla luego, cierran la puerta y no paran. El Transantiago hizo que la gente la pasara más mal de lo que la estaba pasando", afirma con rapidez antes de subirse a una micro a ver si esta vez tendrá algo más de suerte.