SANTIAGO.- Un nuevo antecedente al “Caso Rocha", se sumó esta mañana en el juicio oral por el asesinato del martillero público, Jaime Oliva. El tarotista de la viuda del empresario, Ricardo Concalves, reconoció en la sala del tribunal de San Antonio a Marcelo Morales y César Osores (ex chofer y ex guardaespaldas de Rocha) como las dos personas que en 2007 lo acompañaron hasta su oficina.
Dicha versión se contradice con las declaraciones de Morales y Osores –ambos imputados por el crimen del martillero-, pues ellos han asegurado que recién conocieron a Rocha en febrero de 2008, cuando los hizo trasladarse hasta El Quisco, hecho que terminó con la muerte de Oliva.
“Tiempo después (de octubre de 2007) (...). Llegaron dos hombres que traían en brazos al señor Rocha, porque éste al parecer había sufrido un accidente. Lo dejaron en mi oficina y esperaron afuera. El quería saber por qué Verónica se veía el tarot”, declaró Concalve ve en el juicio, según informó el diario La Segunda.
Durante esta visita, el tarotista contó que le preguntó a Rocha, si él creía que era el amante de su mujer, frente a lo cual el empresario le contestó: “No, porque si fuera así, te incendiaría el local”.
“No tenía pestañas y sus cejas estaban despobladas”
Esta mañana, también declaró la viuda del martillero público, María Luisa Lavanderos, quien aseguró que el otro chofer de Rocha, Mauricio Leiva, le había dicho a su marido que arrendarían la casa por todo febrero.
Además, también relató que en esa oportunidad, llegaron uno tipos hasta su casa que traían una encomienda, “lo cual nunca fue verdad y esa vez estaba estacionado el auto diplomático de Rocha”.
El médico que recibió al empresario en la Clínica Reñaca, comentó en el juicio, que cuando llegó rocha, éste ya no tenía pestañas y sus cejas estaban prácticamente despobladas, “tenía lesiones en la boca y en los labios. La cara muy hinchada y la parte anterior de los brazos con serias lesiones”.
El especialista, afirmó que Osores y Morales llegaron hasta el centro asistencial con Rocha y que ninguno de los dos entregó datos precisos de lo que había pasado.