Durante la diligencia, el chofer verificó que 5 kms antes de la zona de volcamiento había una señalética que limitaba la velocidad.
Foto de archivo El MercurioPUTRE.- Visiblemente afectado al enfrentarse por primera vez con el lugar del accidente se mostró el conductor Leonel Contreras, quien el 29 de agosto de 2008 volcó el bus en el que regresaba a Arica a una delegación de estudiantes del Colegio Cumbres, donde murieron nueve escolares.
El chofer, que luego de la tragedia cayó en un estado depresivo, debió regresar este jueves a la fatídica curva -kilómetro 135 de la ruta Arica a Tambo Quemado- para cumplir con las diligencias de reconstitución de escena.
Tanto al comienzo como al final del procedimiento, Contreras se acercó en silencio a la cruz de madera que se erigió en recuerdo de las víctimas, tocó la fotografía de las menores fallecidas y se arrodilló.
En la zona del accidente, el chofer debió recorrer varios kilómetros carretera arriba en relación al lugar de la tragedia, con el objetivo de constatar la existencia de la señalética. Cinco kilómetros antes del lugar, un letrero restringía la velocidad a 50 kilómetros por hora, pero él enfrentó la curva entre 90 y 95, provocando que la máquina chocara contra la barrera de contención, perdiera estabilidad y volcara.
Contreras fue interrogado por el fiscal Manuel González y el jefe de la Sección de Investigaciones de Accidentes de Tránsito (Siat) en Arica, capitán Cristián Vera, sobre diversas circunstancias que rodearon al volcamiento. Pese a las dos horas de reconstitución, Contreras no aportó antecedentes nuevos que por ahora permitan alterar la principal teoría del caso que maneja la fiscalía: exceso de velocidad e imprudencia en la conducción.
"Él no dijo que se sintiera mal, ni alegó fallas ni de la configuración vial ni en la mecánica del vehículo", dijo el fiscal Manuel González. Contreras iba descansado, había dormido bien y, como en otras ocasiones, le tocaba sólo la conducción de regreso del lago Chungará.
Sólo falta que lleguen los informes de lesiones de los heridos para cerrar la investigación. Hasta ahora, sólo algunas familias de las víctimas se han hecho parte para pedir partes y piezas del proceso. Pero la causa sigue sin querellantes.