Los expertos estiman que la ''gente está sobrereaccionando''.
Cristián Carvallo, El MecurioSANTIAGO.- ¿Usted ha estado en contacto con alguien contagiado con influenza humana? Esta es la pregunta que todos deben hacerse, antes de correr a las farmacias y a la urgencia de las clínicas por un simple estornudo, pensando que se va a morir.
“Estamos ante una reacción de histeria de masas. La gente está sobrereaccionando, se está agolpando en los centros de salud y está tomando medidas apresuradas”, dice el psicólogo clínico de la Universidad Central, Marco Antonio Campos, respecto a cómo las personas se han comportado desde que se confirmó el primer caso del virus AH1N1 en Chile.
El doctor en sicología Social, Giorgio Agostini, precisa que en el país hay cerca de 17 millones de habitantes y sólo se han confirmado 16 casos de influenza humana, por ende, las personas no deben obsesionarse con la sintomatología de la enfermedad, “no se trata de negarla, sino que de colocarla en su justa dimensión”.
“En esta época del año, es normal tener gripe, tos y algún resfrío, pero eso no es sinónimo de influenza. Es muy posible que por el efecto de la sugestibilidad, la persona se autoconvenza y presente síntomas como los del virus, incluso cuadros febriles”, dice Agostini.
El especialista afirma que para evitar la “paranoia” es necesario preguntarse: “¿He tenido contacto con un contagiado? Si la respuesta es no, no tiene de qué preocuparse”.
Lo mismo pasa con el tema de las mascarillas que ahora están agotadas en la casi todas las farmacias, “¿para qué va a usar mascarilla si no va a tener contacto con algún enfermo? ¡He visto personas que la usan y le echan hasta alcohol y ni siquiera saben que con eso pierde el efecto!”, relata Agostini.
Los padres deben calmarse
Ambos especialistas coinciden en que los padres cumplen un rol fundamental a la hora de mantener la calma frente a este tema, asegurando que “no deben contagiarse con esa alarma”.
“Hay una natural preocupación de los padres y está bien que la tengan, pero deben actuar con calma. Hemos visto niños asustados, hablando con el delantal en la boca, y esos son modelos que aprenden de los adultos, quienes están reaccionando con temor”, dice Campos.
En este sentido, el psicólogo clínico señala que para evitar que la “histeria de masas” se propague, es necesario que las personas, especialmente los adultos, adopten una serie de medidas.
“La gente tiene la obligación de informarse diariamente sobre los reportes de la enfermedad; tiene que confiar en la autoridad sanitaria; recordar que estamos en el siglo XXI, donde hay muchas posibilidades de atención médica; y no dejarse influenciar por los rumores”, especifica Campos.