Luis Poblete asegura que su hijo no está en condiciones de ser sometido a un retrasplante.
José Alvújar, El MercurioSANTIAGO.- Aunque ya han pasado más de tres meses desde que fue sometido a un trasplante de hígado producto de una hepatitis fulminante, Diego Poblete, de 12 años, aún no se entera que recibió un nuevo órgano, mientras permanece internado en el Hospital Luis Calvo Mackenna sometido a un nuevo tratamiento con drogas inmunosupresoras debido a un rechazo crónico al órgano.
Su padre, Luis Poblete, confesó a Emol que aún no le ha querido contar a su hijo lo que realmente ocurrió "porque es muy fuerte y se deprimiría mucho más" al saberlo. "Solamente le dije que se le hizo una operación y nada más, pero no le mencioné que fue trasplantado ni nada por el estilo porque en estos momentos está muy mal física y psicológicamente y darle ese golpe es muy difícil", explicó.
Luis detalló que el niño –quien pese a su delicado estado está conciente y sin ventilación mecánica ni oxígeno– nunca se enteró que requería un hígado debido a que el trasplante fue "un proceso muy rápido" y luego de que presentó la hepatitis fulminante perdió rápidamente la conciencia.
Indicó que piensa decírselo "una vez que Diego esté bien, más fuerte y pueda resistir una emoción como ésta (...) Porque después va a requerir otros cuidados y no va a poder hacer su vida normal, entonces ahí voy a tener que explicarle detalladamente qué fue realmente lo que le pasó".
Señaló que Diego está "cansado" y sólo piensa en volver a su casa, en Los Ángeles, donde vivía junto a su padre y sus dos hermanos. "Me dice que no haya la hora de volver a hacer la vida que teníamos antes, que está aburrido, pero queda un proceso largo todavía". Dice que se entretiene viendo televisión, películas y escuchando música, "trato de distraerlo para que tenga la mente ocupada".
El tiempo que su hijo ha permanecido internado en el Hospital Calvo Mackenna, en Santiago, Luis se ha estado hospedando en casa de unos familiares en la comuna de Maipú. Actualmente, se encuentra sin trabajo y dice que se ha logrado mantener con la ayuda económica brindada por vecinos y apoderados del colegio de Diego, pero afirma que los recursos ya se le están acabando.
En tanto, sus otros dos hijos han permanecido meses al cuidado de un hermano suyo en Los Ángeles, ciudad donde también vive la mamá de Diego, de quien está separado. Afirma que la mujer viene de vez en cuando a visitar a su hijo a Santiago. "Yo soy su papá y su mamá", afirma Luis.
Rechazo al nuevo órgano
Nuevos exámenes practicados al menor arrojaron un rechazo crónico al nuevo órgano, por lo que el jueves pasado comenzó a ser sometido a un tratamiento con drogas inmunosupresoras. Los médicos esperan que dentro de dos a tres semanas puedan presentarse resultados postivos.
Pese al rechazo, el padre del menor aclaró que en estos momentos no está en condiciones de ser sometido a un retrasplante. "En el estado en el que él se encuentra, con todas las complicaciones que tiene, no soportaría la operación. Solamente se le puede realizar este tratamiento y si esto no funciona, es muy difícil que se pueda efectuar un retrasplante más adelante", indicó.
Aún después de las sucesivas complicaciones que ha sufrido el menor después del trasplante de hígado, efectuado el 23 de marzo pasado, que incluyeron un leve rechazo al órgano y una grave infección, el padre de Diego dice estar esperanzado en que el actual tratamiento funcionará.
"Yo tengo fe, tengo harta fuerza y estoy muy optimista de que Diego va a salir con éxito de este nuevo tratamiento. Porque estuvo dos veces al borde de la muerte, cuando necesitó el hígado y cuando tuvo la infección, y la tercera es la vencida, yo sé que esto va a salir muy bien", expresó.