SANTIAGO.- En un informe desarrollado entre julio y diciembre de 2008, la Contraloría detectó graves falencias en la bodega, el arsenal y el stock de la farmacia del Hospital Félix Bulnes, sin embargo, hasta la fecha, éste no es el único centro asistencial que está siendo investigado.
Luego de aplicar un modelo de riesgo, y tras los resultados de éste, la Contraloría concluyó que otros seis hospitales –cinco de Santiago y uno de Región- debían ser auditados en profundidad, para establecer las complicaciones con las que operan.
El primer recinto asistencial en ser revisado durante este año fue el Hospital San Borja, al cual, paulatinamente se le fueron sumando el de Talca, el del Salvador, el Geriátrico, el Calvo Mackenna y el del Tórax. El Roberto del Río y el Centro Referencia de Peñalolén, también, pero estos dos forman parte del programa nacional anual de investigación de la Contraloría.
De acuerdo a la política del ente fiscalizador, los parámetros que se miden en las matrices de riesgo son reservados, ya que desde el minuto en que se hacen públicos, se alerta a los organismos sujetos a evaluación sobre qué áreas deben resguardarse.
Si bien, éstas últimas revisiones no responden a una denuncia en particular, no es coincidencia que este año la Contraloría haya decidido evaluar la gestión de los centros asistenciales, ya que la preocupación de ésta surgió luego del escándalo del Hospital de Iquique, con los enfermos de Sida no notificados, donde decidieron constatar si este problema era un hecho aislado o una práctica generalizada en los centros médicos.
El escándalo de los casos de Sida no notificados en el Hospital de Iquique, surgió a mediados de octubre pasado, tras la muerte de Dearnny Aguilar, quien falleció de V.I.H., sin ser advertida que padecía la enfermedad. Días después, se conoció el antecedente de que a otras 25 personas de esa ciudad -pese a que se sometieron a los exámenes de rigor- nunca les comunicaron que también estaban enfermos.
Es más, la relación de estas auditorías con el escándalo del Hospital Félix Bulnes apunta a que en un principio, cuando la Contraloría decidió evaluar la gestión de la farmacia del recinto, nunca pensó que el mal almacenamiento de los medicamentos podría ser uno de los factores que gatilló la tragedia de las cesáreas.
Otros organismos fiscalizados
Pero no sólo los hospitales están en la mira de la Contraloría: Lla Subsecretaría de Redes, la Central Nacional de Abastecimiento (Cenabast) y el Instituto de Salud Pública (ISP), también.
Por ejemplo, en el caso específico de la Cenabast, ésta forma parte de las denominadas auditorías integrales aleatorias, las cuales constan de una revisión en todos sus procesos y que se realizan cada año a partir del 2 de enero.
Respecto al protocolo de la Contraloría, las revisiones de los organismos dependen de una serie de factores, tales como las denuncias en su contra constatadas en el tiempo, el uso que le han dado a los recursos y sus rendiciones de cuentas. Además, nunca se les informa con mucho tiempo de anterioridad, sino sólo un día antes.
Asimismo, todas las indagaciones deben realizarse en un plazo mínimo de dos meses y en un año como máximo, mientras que el informe final sólo se publica luego de que las entidades evaluadas han respondido y reaccionado ante los reparos preliminares que arrojó la auditoría.
Hospital San Borja: 2 de enero.
Hospital del Salvador y de Talca: 18 de mayo.
Centro de Referencia de Peñalolén y Roberto del Río: 1 de junio.
Hospital Geriátrico: 22 de junio.
Hospital Calvo Mackenna: 1 de julio.
Hospital del Tórax: 24 de julio.