Fiscalías del sector oriente registran más de 100 denuncias por estafas telefónicas

SANTIAGO.- El 21 de agosto, la nana del ex fiscal antirrobos de Las Condes, Pablo Larredonda, recibió un llamado alertándola de que la dueña de casa, tras un accidente, había dejado herido a un menor y que la única manera de salvarla de la justicia era entregando un bolso con especies de valor.

Aunque suene paradójico, la nana del fiscal cayó. Reunió joyas, tarjetas de crédito, dinero y partió al encuentro con los estafadores en un punto de Las Condes.

Pero este caso no es el único, las fiscalías locales de Vitacura, Lo Barnechea, La Reina y Las Condes llevan más de 100 denuncias de este tipo, siendo el sector oriente el más afectado por ese tipo de delitos.

“Hay sujetos que van a un sector acomodado de Santiago, buscan un condominio, se consiguen la lista de teléfonos con el conserje y empiezan a llamar de manera aleatoria. Lo otro, es que es llaman al azar, pero sí buscan los números telefónicos que sean del sector oriente. Es muy raro que hayan estafas telefónicas en sectores no tan acomodados”, precisó el capitán del OS-9 de la Sección de Análisis, Mauro Pino.

La pregunta que se hacen la mayoría de las personas, e incluso la policía, es cómo la gente sigue cayendo en estas estafas, cuando ya se ha alertado por todos los medios de comunicación que no deben hacerle caso a ese tipo de llamados.

“Lo que pasa es que el chileno es muy hábil, tiene mucha facilidad para mentir, y además, somos muy ingenuos. Si estoy en mi casa y me llaman a las 2 A.M. y me dicen: ‘Hola, soy tu primo regalón’. Yo respondo: ‘¿Alejandro?’, y me confirman: ‘¡Sí, Alejandro!’, con ese antecedente el tipo ya tuvo una empatía conmigo y va a concretar la estafa telefónica”, explicó el capitán.

La “evolución” de las estafas

Desde que comenzaron la estafas telefónicas, a principios de 2000, los delincuentes se las han ingeniado para “modernizarlas”, cambiando las estrategias que utilizan para convencer a la gente.

Primero fueron los famosos llamados que hacían desde las cárceles, donde le anunciaban a una víctima que se había ganado un premio, pero que debía comprar varias tarjetas de prepago para celulares y entregar la clave de éstas.

“Como vieron que eso era rentable, idearon el concurso telefónico, donde los mandaban a comprar alguna artículo electrónico y les indicaban a qué canal o qué callé debían llegar con éste, para que una persona les entregara el premio. Ahí les robaban los productos”, relató el capitán Pino.

Hoy esa técnica ya quedó obsoleta. Ahora, los delincuentes llaman a una casa anunciando que alguno de los integrantes de la familia sufrió un accidente y tienen que pagar una “fianza” para que no los detengan.

“Hay que aclarar que Carabineros nunca pide dinero. Antiguamente, cuando una persona caía detenida había que pagar una multa, pero con el nuevo proceso penal, ya no se cobra multa, entonces el carabinero nunca pide dinero”, aclaró Pino.

Pero ésta no es la última “versión” de este tipo de delitos. Según el capitán, los sujetos ahora también están recurriendo a la técnica de la “grúa”.

“Llaman, dicen que tuvieron un accidente y que hay que pagar una grúa que cuesta, por ejemplo, $100 mil. La gente cae en el truco y le piden que reenvíe el pago por Chile Express, por Turbus o por distintos medios de entrega de dinero”, contó el capitán del OS-9.