SANTIAGO- Más de siete mil armas que estaban en posesión de la población civil fueron fundidas hoy en las afueras de Santiago, en una operación organizada por el Gobierno con el fin de reducir su utilización entre la ciudadanía.
La cifra total representa un fuerte descenso respecto del número de armas destruidas en 2008, cuando se fundieron 12.550.
De las 7.281 armas fundidas, 3.396 habían sido decomisadas y 3.885 entregadas voluntariamente a las autoridades durante este año, en el marco de una campaña iniciada en 2008. Del total, 4.779 eran cortas, 1.804 largas y 446 hechizas.
Tras ser fundidas, las armas se convertirán en barras de acero para la construcción de infraestructuras. Con éstas, ya son casi 70 mil las armas destruidas desde 1990 a la fecha.
El proceso de fundición fue realizado en presencia del ministro de Defensa, Francisco Vidal, del Interior, Edmundo Pérez Yoma, y del subsecretario de esa cartera, Patricio Rosende.
En la oportunidad, el ministro Pérez Yoma remarcó que "cuanto menos armas tengamos en manos de los civiles, menos posibilidades hay de que caigan en manos de los delincuentes”.
Por esto, formuló un nuevo llamado a que quienes posean armas "y no tengan una manera segura de cuidarlas o no sepan manejarlas, deben entregarlas. De esa manera, si hay un robo en su casa esas armas no caerán en manos de la delincuencia".
El subsecretario Rosende añadió que "las armas que se han destruido hoy día son menos muertes en nuestras calles, delitos menos que se cometen, porque un arma en manos de una familia es un peligro público más que una medida de seguridad".
Destacó además que "este año hemos tenido más de entrega voluntaria que decomisos" y recordó que quienes deseen entregar la suya pueden hacerlo de manera anónima en las unidades policiales e incluso en las iglesias. "Si la tiene inscrita, se caduca la inscripción, de modo que no se produce ningún problema, las garantías son totales", aseguró.
Por su parte, el ministro de Defensa, Francisco Vidal, afirmó que "ya sea por la vía de la entrega voluntaria o por la vía de la justicia, hay que sacar las armas de la calle. Sin armas en las calles habríamos evitado al menos los últimos dos asesinatos", en alusión al guardia de La Polar y al hombre que perdió la vida mientras atendía una botillería.