SANTIAGO.- Estrés. Ansias. Cansancio. Estos tres elementos parecen ser los denominadores comunes entre los estudiantes al llegar fin de año. Los exámenes universitarios y la PSU se señalan como los principales responsables de sus angustias, por lo que los medicamentos y otras drogas surgen como la solución para muchos desesperados.
Según los especialistas, las recetas milagrosas no existen y los intentos de última hora, más que ayudar, pueden perjudicar la situación de los afectados.
El fácil acceso y lo común de su consumo hacen del café y las bebidas energéticas elementos de uso masivo en estos casos. Sin embargo, según la psiquiatra infantil y adolescente de la Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y la Adolescencia (Sopnia), doctora Ana Marina Briceño, el exceso de cafeína –principio activo de las sustancias mencionadas- tiene otros efectos secundarios.
"Puede estimular el nivel cardíaco, provocando palpitaciones, dolor precordial, aumento de la presión arterial, dolor de cabeza, cuadros ansiosos y también hay un riesgo de adicción", sostiene.
"Y también puede producirse un efecto rebote, en el sentido de que posterior al tiempo de duración del estimulante exista una mayor somnolencia y un menor rendimiento", agrega.
La medicación y la automedicación
Además de las sustancias de libre acceso, los estudiantes buscan opciones más potentes, como los fármacos y otras drogas.
"Existe la solicitud de medicamentos por parte de los pacientes -dice la psiquiatra- pero uno intenta mostrarles que estas situaciones de último minuto, que no tienen que ver con tratamientos, más les pueden perjudicar que beneficiar".
"Si alguien dice que tiene una prueba dentro de diez días y que va a hacer un tratamiento con medicamentos, me parece una utopía. Se requiere conversación, preparación y diagnóstico; yo creo que idealmente uno debería trabajar por lo menos un mes antes", explica el doctor Jorge Förster, neurólogo de niños y adolescentes del hospital Sótero del Río
Incluso, quienes prefieren saltarse el paso de la receta, pueden pasarlo peor.
Según los especialistas, el primer problema de automedicarse es que la falta de concentración puede ser secundaria, o sea consecuencia de otra afección, y en ese caso los medicamentos no sirven y podrían traer perjuicios, sobre todo si no se toman en las dosis adecuadas.
"La experiencia dice que la tolerancia a estos medicamentos (psicoestimulantes) es bastante mala, hay cambios bastante negativos en términos de conducta, de ansiedad, de irritabilidad. Ahora, estos medicamentos sí son muy bien tolerados cuando el sujeto tiene déficit de atención (a nivel primario)", dice el doctor Förster.
"Hay un mercado negro por Internet , esa área no está muy regulada. Y se sabe también que hay farmacias que omiten el tema de las recetas, que no las exigen", asegura a su vez la doctora Briceño.
Las claves para un mejor rendimiento
Para un buen desempeño en los exámenes de fin de año y en la PSU, los especialistas sostienen que es fundamental la ayuda de los padres.
La doctora Briceño señala que "hay que ayudarlos a entender que ellos (los estudiantes) están en una situación en que no se juegan la vida, que no es la única posibilidad".
"Se plantea tener un régimen de vida sana unas dos semanas antes. Tener un horario de estudio que respete los horarios de sueño, no consumir alcohol, drogas u otras sustancias que puedan alterar el estado de vigilia o anímico y evitar los trasnoches", recomienda Briceño.
Pero no vale dormir a cualquier hora. Los dos especialistas consultados a lo largo de este artículo coinciden en que el sueño debe producirse, preferentemente, durante la noche.
"No es lo mismo dormir de día que dormir de noche, aunque sean las mismas horas de sueño. El reloj biológico regula las hormonas, el funcionamiento cerebral, todo y está muy relacionado con la luz solar", explica Briceño.
Las horas de sueño que cada persona necesita son distintas. Para determinar la cantidad requerida se sugiere anotar las horas dormidas –nocturnas y diurnas- durante diez días y luego sacar el promedio diario. Dentro de este período de "prueba" deben incluirse días de "recuperación de sueño". Por ejemplo, si un escolar se levanta temprano de lunes a viernes, sus días de recuperación serían sábado y domingo.
Luego de obtener este promedio, se necesita de un período de entre siete y diez días de acostarse y levantarse a la misma hora para normalizar la vigilia.
Los relajantes musculares son utilizados en un afán por dormir mejor antes de las pruebas. Sin embargo, la acción de este tipo de medicamentos no produce una correcta relajación anímica -sólo una sensación de relajación- y, lo más probable, es que al día siguiente de la ingesta del medicamento, el consumidor tenga más sueño de lo normal.
La marihuana también es utilizada para obtener la ansiada relajación, pero sus efectos son nefastos a la hora de rendir académicamente. "Es altamente perjudicial porque influye negativamente sobre la atención y concentración. Se bloquea la capacidad de aprender, cuando alguien consume marihuana no aprende", señala el doctor Jorge Förster.
El Modafinilio (el popular Mentix) ejerce un efecto sobre la vigilia, ayuda a mantenerse alerta, pero no mejora la concentración. "Ellos piensan que si están más despiertos van a estar más concentrados, pero el sueño tiene un rol súper importante, que es grabar la información (...) Por tanto, dormir poco o no dormir, y tomar medicamentos como el Modafinilo, va a ser bastante negativo", grafica Förster.
Otro medicamento utilizado es el Propanolol, que reduce el estrés, disminuye el temblor y la sensación de urgencia, pero puede bajar la presión en forma severa y generar problemas cardíacos.
"Otros adictivos, como la cocaína, mejoran la atención y cuando alguien los usa cree que está funcionando mejor. Ese es un riesgo muy grande que se produce por no tratar un déficit atencional. Los psicoestimulantes, recetados médicamente, protegen y disminuyen los riesgos de adicción", advierte el doctor Förster.
La decano de la Facultad de Ciencias Humanas y de Educación de la Universidad Bernardo O'Higgins, Carolina Salamé, sugiere una serie de pautas para afrontar el día de la Prueba de Selección Universitaria.
Realizar ejercicios de relajación. La contracción y soltura de los distintos grupos musculares, es una de las técnicas más usadas y efectivas. Consiste en recorrer mentalmente el cuerpo con los ojos cerrados, tensando y luego soltando los músculos.
Adoptar una correcta postura corporal a la hora de sentarse en el pupitre, de tal manera que llegue la oxigenación necesaria a los pulmones, evitando así la sensación de cansancio
Construir y visualizar imágenes positivas, de éxito, de triunfo, de logros. Verse como triunfador en la PSU y respondiendo el facsímil con toda facilidad. Esto ayudará a mejorar el rendimiento, la autoestima y la seguridad en sí mismo.
Una semana antes de la PSU, repasar los contenidos que ya han sido adquiridos y a medida que se acerque la fecha, es recomendable realizar estudios más rápidos para consolidar algunos conceptos en la memoria de largo plazo.
Bajo esta perspectiva, es necesario tener presente que todos aquellos contenidos no aprendidos durante el año no se adquirirán 48 horas antes de rendir la prueba y que las extensas jornadas de estudio y repaso nunca resultan tan efectivas.
La noche antes de rendir la PSU, se recomienda comer liviano.