Ante la petición del ex candidato independiente, los ministros de La Moneda recalcaron que la agenda legislativa ya está definida.
Héctor Yáñez, El MercurioSANTIAGO.- Justo cuando el comando de Eduardo Frei y el propio candidato oficialista hacen esfuerzos por conquistar al electorado que en primera vuelta dio un 20% de apoyo a Marco Enríquez-Ominami, el Gobierno se mostró contrario a acceder al emplazamiento hecho anoche por el ex abanderado independiente.
Luego que el diputado pidiera al Ejecutivo que ponga urgencia a los proyectos de ley que recogen algunos de los planteamientos más emblemáticos de su programa -como la inscripción automática y voto voluntario, la desmunicipalización de la enseñanza y la elección de intendentes por sufragio universal- el ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, subrayó que La Moneda "tiene claramente definida su agenda legislativa" y "no se va a apartar un milímetro de ella".
"Tenemos claro lo que tenemos que hacer", aseguró el jefe de gabinete, aunque precisó que esta tarde se realizará la primera reunión del comité político con la Presidenta Michelle Bachelet tras la elección del domingo 13, donde se analizarán éste y otros temas.
Al ser consultado si esto significa que no habrá cambios en materias como la designación de los intendentes, el ministro afirmó que "son temas sumamente importantes que no son como para producirlos quedando tres semanas legislativas".
Una opinión similar expresó el ministro secretario general de la Presidencia, José Antonio Viera-Gallo, quien sostuvo que el Ejecutivo tiene su propia agenda y ésta "no tiene por qué variar según los debates que se vayan produciendo en una contienda electoral".
Asimismo, hizo ver que "al menos varios de estos proyectos a los cuales se están refiriendo distintos sectores ya están en el Parlamento".
En su encuentro con la prensa el ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, criticó nuevamente las solicitudes de renuncia a los presidentes de los partidos de la Concertación, como señal de cambio al interior del bloque.
A juicio del jefe de gabinete, se trata de "una discusión absolutamente extemporánea, introducida desde afuera, que no tiene ninguna base política real".