Caso Otero: Desde 2004, cinco embajadores envueltos en polémicas han dejado sus cargos

SANTIAGO.- El episodio que vive por estos días el embajador de Chile en Argentina, Miguel Otero, tras sus dichos sobre el régimen militar, no es el único que ha marcado la diplomacia nacional en los últimos años.

Desde 2004, cinco embajadores fueron blanco de críticas por sus declaraciones y/o escritos y sujetos a cuestionamientos por irregularidades en cargos previos a encabezar sedes diplomáticas.

El primero de ellos fue el ex embajador en México Fernando Molina, destituido en 2004, acusado de maltrato a su personal doméstico, desórdenes y de lanzar duros calificativos en contra de chilenos que se negaban al paso del buque escuela Esmeralda.

Dos años después, Francisco Rivas fue designado como representante en Argelia. Sin embargo, un proceso judicial por presunto fraude al fisco por anomalías cuando se desempeñaba como director del Servicio de Salud Metropolitano Central, entre 2002 y 2003, lo tenía con orden de arraigo nacional, situación que lo obligó finalmente a declinar al puesto.

En marzo de 2007, Claudio Huepe encabezaba la embajada en Venezuela. Y fue una aparición en la televisión de ese país diciendo que la ex Presidenta Michelle Bachelet se abstuvo de votar por Caracas para el Consejo de Seguridad ONU para evitar un conflicto interno, el gatillante para que el Ejecutivo lo emplazara a renunciar. Su salida se concretó el 15 de ese mes.

Otro más que abandonó su puesto fue Osvaldo Puccio. El ex embajador de Chile en España era investigado por las inconsistencias detectadas en asesorías pagadas por Gendarmería, luego de encontrarse diferencias en las firmas de los informes trimestrales que elaboró mientras trabajó en la entidad penitenciaria, entre 2002 y 2003.

Si bien desde el gobierno de la ex Presidenta Bachelet se aclaró que su alejamiento no respondía a dicho proceso, finalmente el 23 de septiembre de 2008 presentó su dimisión.

El último en seguir sus pasos fue Marcelo Rozas. Al igual que Huepe, el ex embajador en República Checa fue cuestionado por emitir declaraciones contrarias a la administración de turno, luego que publicara en la revista "Capital" un artículo criticando los encuentros progresistas.

"No vamos a avergonzar al lector con los lugares comunes de esta decadente izquierda sin ideas, que quiere conciliar el liberalismo con un cierto buenismo, cuyo mejor resultado podríamos llamar socialismo de balneario", fueron las palabras de quien dejó su cargo el año pasado.