El experto plantea que las familias tienen que retornar pronto a hacer su vida normal, los adultos volver a trabajar y los niños regresar al colegio.
Vladimir Bigorra, El MercurioSANTIAGO.- Aunque los días posteriores al derrumbe se destacó la actitud de los familiares de los mineros, quienes se mantuvieron pese a todo junto al yacimiento esperando noticias de sus seres queridos, en esta segunda fase del rescate lo más recomendable sería exactamente lo contrario, que abandonaran el campamento "Esperanza".
Así lo señala el psicólogo Claudio Ibáñez, director del Instituto Chileno de Inteligencia Emocional, quien viaja a la zona a brindar apoyo emocional de familiares y mineros.
Explica que en un primer momento, para los mineros fue positivo saber que su familia estuvo al lado de ellos, esperándolos, pero no ocurrirá lo mismo si se enteran que siguen ahí durante los próximos 3 ó 4 meses, ya que a ellos les preocupa el bienestar de su familia, lo que implica que ésta haga su vida normal.
"Mi sugerencia sería que las familias retornen a la normalidad lo más pronto posible, eso sería una tremenda buena noticia para cada minero, que sepan que su familia está funcionando, que los niños están yendo al colegio, que está todo funcionando bien", señala el profesional.
Por este motivo, dice que es necesario transmitirles a las familias que su forma de colaborar en el rescate es retornar a sus hogares, para que la situación les haga sentido. "Porque todos tienen que sentirse colaborando", apunta.
Indica que, en caso de que no sea posible convencerlos de abandonar el campamento, hay que evitar a toda costa que la gente tenga tiempo de ocio, en que pueda "darle vueltas" a la situación y finalmente se termine desesperando.
Por eso, propone involucrarlas en un proyecto, por ejemplo, construir un memorial de la hazaña para cuando los mineros salgan. "Hay que hacer que la gente le de sentido a las cosas, no se puede quedar ahí esperando", explica.
El ocio es la peor amenaza para los mineros
Otro aspecto que considera crucial es que los mineros sean capaces de manejar y "administrar" adecuadamente el abundante tiempo libre que tendrán durante estos 3 a 4 meses que estarán esperando que los rescaten.
Explica que la mente del ser humano "está hecha para mantenerse en actividad, ocupada y enfocada" y que cuando la persona hace cosas que le demandan atención y concentración no siente el paso del tiempo. Por el contrario, las personas, especialmente las que están recluidas, "si no ocupan de manera constructiva el tiempo van a terminar emocionalmente muy dañadas", pues "tienden a llenarse de pensamientos pesimistas, ansiosos y depresivos".
Incluso afirma que, si este punto no se manejad adecuadamente, los mineros podrían llegar a manifestar conductas agresivas entre ellos mismos. "El ocio aumenta las probabilidades de sentirse aburrido, molesto, desesperado y eso es caldo e cultivo para las peleas", señala.
Ante esta situación, plantea que hay que mantenerlos permanentemente ocupados, pero como las actividades que entretienen a las personas son muy subjetivas, es necesario involucrarlos a ellos en las decisiones y no decidir por ellos. "Hay que preguntarles qué actividades quieren hacer, en qué quieren emplear su tiempo, su participación tiene que ser muy activa en todo lo que sea posible", remarca.
También señala que pueden realizar diferentes actividades según sus intereses. "No hay que homogeneizar, hay 33 personas abajo y todas son distintas", apunta. Como recomendación general, plantea que el material que se les envíe –ya sea videos, libros, revistas o juegos– sea "entretenido y liviano" y no "dramático", de modo que les sirva para "relajarse" o incluso "reírse".
Otra actividad que, según Ibáñez, los ayudará a sentirse útiles es realizar actividades vinculadas con su propio rescate. No se trata de realizar trabajos físicos, sino por ejemplo preocuparse de su estado de salud o de hacer los ejercicios que les recomendaron para bajar su abdomen y caber por el ducto. "Ellos tienen que entender que esa rutina de ejercicios es su contribución en el rescate", señala.
Finalmente, el experto señala que los mineros deben cuanto antes normalizar sus rutinas y llevar una vida normal y con horarios. "Ellos tienen mantenerse activos durante el día, aunque no vean la luz del sol, dormir bien durante toda la noche y al otro día levantarse a una hora prudente, no pueden dejar de lado la disciplina", concluye.