Este era el panorama que se podía observar durante el viernes en el paso Tierra del Fuego.
Felipe González
SANTIAGO.- La protesta indefinida que se realiza en el sur de Chile por el alza del precio del gas, ha complicado ya la situación de miles de turistas extranjeros y chilenos, que deben lidiar con bloqueos en las carreteras y comercios cerrados.
Mientras el conflicto no parece tener salida, después de que la mesa de diálogo entre el movimiento ciudadano y el Gobierno terminara sin acuerdo, la tensión aumenta entre chilenos y argentinos en el cruce de Tierra del Fuego.
El paso, ubicado en el sector de Bahía Azul en territorio chileno, es la única vía que tienen los habitantes de las zonas argentinas de Río Grande y Usuahia para dirigirse a Río Gallegos y el norte de su país.
Hasta el viernes unas 2.500 personas estaban a la espera de un alto en el bloqueo para cruzar a Argentina, tal como ocurrió el miércoles pasado, cuando los manifestantes dieron un par de horas para que los turistas abandonaran Chile.
"Sólo pedimos pasar a nuestro país. Pensamos que nos tienen de rehenes (...) Acá hay chicos y familias", reclamó a los periodistas un turista argentino que lleva dos días varado en Bahía Azul.
El enojo de los visitantes va en aumento, pues los alimentos se agotan y el combustible escasea, disminuyendo las posibilidades de mantener la calefacción ante las bajas temperaturas, mientras que la policía reparte agua con un camión aljibe.
"Es la primera vez que vengo a Chile y no quiero volver más", señaló otra mujer oriunda de la provincia argentina de Santa Cruz.
Ante los problemas que ha generado la paralización de la región de Magallanes, las diversas gobernaciones chilenas han puesto a disposición de los turistas albergues, además de la entrega de colaciones.
Pero no sólo en la zona limítrofe hay problemas, ya que otros cientos de personas deben enfrentar el bloqueo desde y hacia el aeropuerto de la ciudad de Punta Arenas, la capital regional de Magallanes.
Aunque inicialmente los turistas extranjeros apoyaron la protesta de los habitantes del sur de Chile, los 16 kilómetros (tres horas) que deben caminar desde la ciudad para abordar los vuelos han colmado la paciencia de los visitantes.
"Están locos si creen que la gente puede ser tratada de esta manera", dijo un turista holandés visiblemente molesto a Canal 13.
Hoy la Asamblea Coordinadora de Magallanes, movimiento que ha organizado la paralización, dio muestras de flexibilidad al favorecer el traslado al aeropuerto de ciudadanos extranjeros y quienes necesiten atención médica mediante vehículos que ellos pondrán a disposición de los viajeros.
Además, cada 12 horas habrá una ventana de una hora de duración para que se levante el bloqueo en las carreteras. También permitieron la apertura parcial de los comercios para que las personas puedan reabastecerse.
Aún con las medidas para mitigar el enojo de los turistas, la situación de Magallanes sigue siendo crítica, puesto que todavía sigue latente la posibilidad de radicalizar la movilización para evitar el alza en los cobros por el uso de gas en la zona.
Con el panorama aún confuso, se suman reclamos de todos los sectores: los empresarios turísticos piden mayor atención del gobierno central en la zona para así evitar que la actividad sea castigada en un futuro.
"Cuando tienes a un extranjero retenido en tu país, llama la atención que el Estado no haya asumido el rol que le corresponde. Como empresarios estamos preocupados y con un sentimiento muy duro respecto del accionar del gobierno", sostuvo Alejando Solo de Zaldívar, presidente subrogante de la Cámara de Turismo Austrochile, a "El Mercurio".
La responsabilidad de resolver el conflicto cae ahora en manos del nuevo biministro de Energía y Minería, Laurence Golborne, quien deberá aprovechar los altos niveles de popularidad que goza tras el rescate de los 33 mineros para evitar que los turistas abandonen Chile sin querer regresar.