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¿Por qué a mí? El desafío de convertirse en padre a temprana edad

En su día, dos chilenos relatan sus diferentes historias de vida luego de tener un hijo antes de que cumplieran 20 años.

19 de Junio de 2011 | 15:07 | Emol
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En la teleserie ''Papi Ricky'', el actor Héctor Morales interpretó a un papá adolescente, que no estuvo exento de dificultades.

Canal 13

SANTIAGO.- A los dos la noticia los sorprendió. Tenían 19 años, estaban estudiando y en su cabeza había numerosos planes, pero ninguno de ellos incluía hacerse cargo, a esa edad, de la responsabilidad de cuidar a un hijo.


Cristóbal Cousiño y Rodrigo Miranda son parte de los miles de padres chilenos que este domingo celebran su día, aunque su experiencia ha sido muy distinta.


Hace dos años y medio Cristóbal recibió en sus brazos a María Ignacia, "un regalo de Dios, una bendición", como él la define. Sin embargo, hasta ahora no se considera "un papá como quizás podría ser".


"Me ha costado mucho, mucho, mucho, mucho adecuarme", recalca este joven, que reconoce que cuando se enteró del embarazo de su polola no tuvo una buena reacción.


"Lo primero fue el mea culpa 'por qué a mí'. Me culpé a mí y me preguntaba por qué me había pasado, qué había hecho mal. Yo estaba terminando el colegio y mi papá me dijo que se me iban a cerrar muchas oportunidades, y es que es distinto ser papá soltero a cuando uno ya tiene armado un poco más el cuento. Me retó bastante... En un momento me dijo que ya tenía los mejores ejemplos de amigos que ya habían pasado por la misma situación, entonces hubo algunos problemas", confiesa.


"Al principio fue terrible, de verdad yo me quería morir. Fue súper difícil", añade Cristóbal, quien por su propia iniciativa decidió trabajar para asumir los gastos que implicaba la llegada de un hijo. Para este joven, el apoyo que su hermano y sus amigos le dieron en todo este proceso fue fundamental.


Hoy, Cristóbal cursa tercer año de Ingeniería en Marketing y paralelamente trabaja en una agencia dedicada a los eventos. Si bien la relación con la madre de su hija acabó, no ha perdido el contacto con la pequeña.


"Conocí a otra persona y gracias a Dios que la conocí, porque es una muy buena persona. Fue mi pareja y me apoyó, aunque le costó mucho también porque es de otro país. Hace poco terminamos. Quizás, en otras condiciones, yo hubiera podido irme con ella, pero no puedo ahora porque está mi hija. O sea, no lo hago porque a mi hija la amo y mi futuro está acá. Estoy más que de acuerdo de que mi vida está acá", admite.


"Sé que tengo que mirar el futuro contemplando que está mi hija, aunque ahora estoy más enfocado en disfrutar mi juventud, porque soy súper joven y estoy descubriendo un poco la vida", asegura.


La opción de casarse


Cristóbal nunca contempló la idea de casarse, pero Rodrigo Miranda decidió hacerlo sin necesidad de que su familia o la de su polola se lo indicaran. Al contrario, recuerda que sus cercanos "no estaban muy seguros de que era la mejor opción, pero nos apoyaron".


"A mi familia le costó un poco más asumir esa situación que a la de Mariela, porque pensaban que con esto mi vida tenía menos proyecciones, que me iba a costar estudiar, que no iba a terminar mi carrera. Me planteaban tener la guagua de todas maneras, ser un papá responsable, pero no casarme en ese momento y dejarlo para más adelante", relata.


Así, con apenas 19 años llegó al altar junto a su novia de 16, cuando ésta tenía cinco meses de embarazo. "Lo tomamos de una manera muy comprometida, nos queríamos mucho, entendíamos que esta relación iba para largo y decidimos enfrentarlo como Dios manda", afirma.


El respaldo de los padres de ambos fue esencial, pues entonces Rodrigo se abocó cien por ciento a terminar su carrera de Ingeniería Comercial.


Ahora, 15 años después del nacimiento de su hijo Roberto, recuerda con nostalgia la emoción que sintió cuando éste le dio su primer regalo para el Día del Padre en el jardín infantil. Un sentimiento similar al que por estos días lo embarga, cuando falta un mes para el nacimiento de quien se transformará en la cuarta integrante del clan.


"La espera de Catalina ha sido sumamente distinta. Ahora tengo más de 30 años y el ser papá lo vivo de otra manera, con más recursos económicos, con la tranquilidad de que ahora no le tengo que pedir nada a nadie, que puedo hoy día atender bastante bien todo lo que necesita Mariela en cuanto a médicos y a todo lo que requiera", comenta.


Sin embargo, no se arrepiente de haber sido padre a tan corta edad. "Tengo un hijo hoy día de 15 años y somos bien compañeros, o sea, jugamos a la pelota juntos, vamos a jugar tenis juntos, vamos al estadio juntos... Para mí es súper entretenido, no es para nada una mala experiencia, y creo que físicamente lo mejor es tener los hijos lo más joven posible, porque ahora con la Catalina ya no tendré el aguante que tenía con Roberto. Sé que me va a costar mucho más levantarme en las noches", concluye sonriente.

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