Times destacó que la marcha del jueves pasado ha sido "la más masiva que se ha visto" desde que Augusto Pinochet dejó el poder en el año 1990.
Juan Eduardo López, El MercurioSANTIAGO.- Tal como ocurrió en mayo con la aprobación de HidroAysén, la prensa estadounidense volvió a centrar su atención en la contingencia nacional. Esta vez fue el conflicto estudiantil el que acaparó páginas en la influyente revista Time, que efectuó un duro análisis del actual sistema educacional que impera en Chile y de cómo las masivas protestas han bajado la popularidad del actual Gobierno.
En un artículo, titulado "Cómo el Presidente perdió su encanto tras el triunfo de los mineros", el medio describe el fuerte contraste de hace un año, cuando el mediático rescate empinaba la popularidad del Ejecutivo a un 63%, versus el panorama actual, en que la aprobación es de apenas 36%.
Entre las razones del abrupto descenso, se menciona "la ira pública por la venia que le dio (el Gobierno) a HidroAysén", así como la "necesidad de un cambio estructural en la sociedad chilena", indicando que el área en que esto cobra más fuerza es en la educación, que –según el análisis– "podría ser la llave decisiva para que Chile se mantenga como el país más desarrollado de la región a largo plazo".
Al respecto, el medio hace notar la gran convocatoria que tuvo la última marcha estudiantil en Santiago, señalando que ha sido la "más masiva que se ha visto" desde que Augusto Pinochet dejó el poder en 1990. Menciona además las numerosas ocupaciones de colegios y universidades a lo largo del país y la llamativa performance de los estudiantes que bailaron "el macabro 'Thriller' frente a La Moneda, simbolizando la muerte del sistema de educación nacional".
Crítica a la municipalización de los colegios
Para intentar explicar la situación actual, el artículo realiza un amplio análisis del sistema educacional chileno, señalando que el problema se generó en los '80 cuando el gobierno de Pinochet decidió "descentralizar y privatizar los colegios al estilo voucher", traspasando "la responsabilidad de la educación pública a los gobiernos locales".
De acuerdo al artículo –que cita a críticos de este sistema–, dicha política en vez de nivelar las oportunidades para los estudiantes "solidificó las inequidades", debido a que los "niños pertenecientes a las municipalidades más ricas tenían incluso más diferencias con los estudiantes pobres, para quienes el sistema de voucher nunca funcionó".
A esto se suma que mientras más jóvenes chilenos postulan al sistema universitario "la posibilidad de entrar a las mejores universidades y ganar las becas del Gobierno está más desproporcionada". Tal situación ha derivado en una "explosión de universidades privadas", muchas de las cuales tienen "dudosa calidad" y además "reciben fondos estatales porque, pese a generar ganancias económicas, son designadas como 'organizaciones sin fines de lucro'".
"Esto ha significado que en las tres últimas décadas el dinero ha sido desviado de las universidades estatales con más renombre a instituciones privadas de menos renombre", sostiene el artículo. Por este motivo, las tradicionales han debido "traspasar sus cargas financieras a sus estudiantes", dando como resultado que "las familias chilenas financian un 73% de la educación superior, comparado con un promedio de 16% de otros miembros de la OCDE".
Este panorama ha influido en el respaldo al Presidente, quien "ve como su aceptación en las encuestas baja como una gran roca por el tubo de una mina", grafica la revista. Añade que "al parecer, Piñera no ha aprendido de la experiencia" de su antecesora, quien en 2006 también enfrentó la ira de los estudiantes en la "revolución pingüina".
El artículo también cita a la analista Marta Lagos, quien plantea que para cualquier Presidente sería muy difícil lidiar con las actuales olas de descontento. "Es sólo mala suerte para Piñera y la derecha que esté sucediendo justo ahora", dice Lagos. Pese al adverso panorama, la revista señala que a Piñera aún tiene tres años de Gobierno "para cambiar el curso de las cosas". Y remata, con cierta ironía, que este mes se confirmó que el actor de Hollywood Eric Roberts (hermano de Julia Roberts) encarnará al Mandatario chileno en una película del rescate de los mineros.