SANTIAGO.- Antes de hablar, Samuel Ávalos (43) toma la servilleta de la mesa, la mira y la enrolla entre sus dedos. "Es la misma empresa que nos mandaba comida para abajo", dice el minero tras reconocer impreso en el papel el nombre de la compañía que preparaba sus colaciones para enviárselas por sondas a 700 metros de profundidad.
Hace un año, este ex vendedor ambulante trabajaba en la mina San José, donde había llegado para escapar de las drogas y las "malas juntas". Pero el 5 de agosto el yacimiento se vino abajo dejándolo sepultado con sus compañeros de turno. Desde entonces, su vida nunca más volvió a ser la misma y tras el milagroso rescate pasó a ser conocido como uno de "Los 33 de Atacama".
Ávalos junto a Daniel Herrera (27) y Claudio Yáñez (34) visitaron Emol para hablar sobre lo que esperan de la conmemoración de esta fecha y también para contar las razones que los llevaron a reinventarse como oradores de charlas motivacionales.
Compartiendo cafés y sándwiches -lujos añorados en los primeros días de su encierro-, los mineros no evaden ningún tema. "Es falso que tenemos plata. Hace poco vendí mi moto y de eso estoy viviendo. No tengo trabajo. Mi señora tiene nueve meses de embarazo, tengo otros niños chicos... he estado viviendo de las puras tarjetas", dice Yáñez.
Ávalos agrega: "Yo estoy viviendo de los que nos regaló Leonardo Farkas. Y ya va quedando pa' puro pagar la luz, el agua y comer. Gracias a ese empresario yo me he podido mantener estos meses".
Aseguran que los viajes alrededor del mundo son invitaciones, con pasajes y hotel incluidos, pero que no hay pago de por medio. Y que aún no reciben dinero por los derechos de imagen de la próxima película que contará su historia.
Por ello, la mayoría de los rescatados decidió entrar de lleno en el negocio de las charlas motivacionales, actividad que han realizado con éxito algunos de los sobrevivientes del accidente aéreo de Los Andes en 1972.
Creen que su experiencia puede servir para inspirar a otros. El mensaje que quieren transmitir es la importancia del trabajo en equipo para superar problemas y fomentar el respeto de las normas de seguridad en las empresas, la principal carencia de la mina que los dejó atrapados.
Esperan que las empresas chilenas y extranjeras se interesen y los llamen, para así sostenerse financieramente. "No queremos que nos regalen plata, queremos trabajar y con eso mantener a nuestras familias", sostiene Yáñez.
Llamado a la unidad
El próximo 5 de agosto aprovecharán las dos actividades de conmemoración en Copiapó para mostrar esta faceta. Primero en el acto en que el Gobierno, encabezado por el Presidente Sebastián Piñera, entregue al museo regional la cápsula Fénix 2 y el papel con el mensaje "Estamos bien en el refugio los 33", y luego en la ceremonia ecuménica en el Santuario Nuestra Señora de La Candelaria (la patrona de los trabajadores de la minería), donde le harán entrega de un regalo sorpresa a los responsables de sacarlos del fondo de la tierra.
Cada vez que las cámaras y micrófonos los busquen, los mineros entregarán mensajes que llamen a la unidad del país, que hoy vive un clima confrontacional: un espíritu muy distinto al que había mientras se intentaba rescatarlos.
"El chileno olvida rápido. Cuando viajamos a Israel nos trataron muy bien, con eso no quiero decir que en Chile nos hayan tratado mal. Pero si te metes a las redes sociales, nos destrozan. Me enojo un poco con eso, porque no le toman importancia. Si insultas a un chileno, te estás insultándote a ti mismo", afirma Ávalos, quien, al igual que sus compañeros, lamenta que en Chile pocos recuerden el significado de su odisea.
En cambio, en el extranjero, tras una década marcada por atentados terroristas, guerras, desastres naturales y crisis financieras, dicen que ven su rescate como un símbolo de esperanza.
"Tenemos un problema cultural, una memoria a corto plazo... Afuera nos atienden muy bien, nos agasajan como si fuéramos estrellas, yo nunca me he sentido así tampoco. Pero afuera se valoriza un poco más y ven lo subliminal de este accidente. Ellos alcanzaron a leer la letra chica. Y nosotros todavía no lo leemos", declara Daniel Herrera.
Eso mismo los ha llevado a no querer fijar ninguna posición política para "no contaminar" el mensaje de su rescate. Y respecto a la demanda colectiva que presentaron contra el Estado por $7.750 millones, reiteran que no es contra el Gobierno de Piñera sino que contra las instituciones que permitieron que la mina San José siguiera funcionando pese a los antecedentes de riesgo que registraba.
"Para mí es un motivo de felicidad estar vivos... Lo demás son detalles que se solucionan conversando", expresa Ávalos. "Por eso no apunto a nadie para criticar el sistema. Estoy agradecido del gobierno y de don Sebastián Piñera, porque él tomó la decisión de sacarnos".
Los mineros tampoco se desvelan pensando en los actores que los interpretarán en el cine. "Queremos que la película se filme en Chile para que dé trabajo aquí y que ojalá el mensaje cale hondo en la gente, porque el mensaje es lo más importante", concluye Herrera.