SANTIAGO.- La académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Andrés Bello, Marcela Canales, estimó que el agua embotellada tiene cada día más aceptación frente al agua natural sacada del grifo o la hervida.
"Básicamente podemos justificar este cambio de hábitos de los consumidores, debido a la desconfianza que genera el agua que obtenemos del grifo", dijo la nutricionista.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) y publicado en la revista BMC Public Health, demostró que las personas tienden a creer que el agua embotellada es "en algún sentido" más saludable que la del grifo.
Marcela Canales dijo que la investigación también evidenció que las personas no están seguras con exactitud de cuáles podrían ser estos beneficios, así como que raramente son estos supuestos beneficios la principal razón para elegir el agua embotellada.
La comodidad y el sabor eran los factores más influyentes para los participantes cuando decidían comprar una botella de agua.
Canales dijo que "el mejor tipo de agua que se puede consumir es aquella con un nivel bajo de sales, pues una dieta equilibrada asegura al organismo un aporte suficiente de sustancias minerales".
La nutricionista advirtió que las personas no deben confundirse por la variedad de productos existentes en el mercado, por eso recomienda leer las etiquetas de los productos y verificar que no sobrepasen los niveles máximos recomendados de sodio (Na) 20 mg. por litro, potasio (K) 10 mg. por litro, sulfatos (SO4) 25 mg. por litro, nitratos (NO3) 10 mg. por litro y flúor (F) 1.5 mg. por litro.
Agregó que es importante verificar la fecha de vencimiento de las aguas embotelladas.
"El plazo suele ser de uno a dos años desde la fecha de elaboración, pero deberían claramente indicarse en los envases. Además, es importante resguardar el lugar en que se almacenan las aguas, no deben ser expuestas al sol por largos períodos, ni sometidas a temperaturas elevadas", dijo la nutricionista.