Los estudiantes colombianos solidarizaron con las manifestaciones realizadas en Chile y con los conflictos educacionales en países de América Latina.
EFE
SANTIAGO.- La convocatoria a la "Marcha Latinoamericana por la Educación", que fue realizada esta tarde en Santiago, fue acompañada por acciones similares en Colombia, país que también experimenta un conflicto relacionado con la educación.
Según los organizadores, más de 10.000 jóvenes participaron en marchas realizadas en diferentes ciudades de ese país.
La jornada se desarrolló con normalidad, excepto en algunos sectores de Bogotá, donde la policía detuvo a 11 personas que protagonizaron disturbios y se enfrentaron a la fuerza pública, y en Medellín, donde algunos jóvenes encapuchados dañaron cajeros automáticos y destruyeron paraderos. Los disturbios fueron rechazados por los dirigentes universitarios.
Solidaridad
Las caminatas, que partieron desde distintos puntos de la ciudad, se encontraron en la Plaza de Bolívar, en el centro de la capital.
Cerca de 2.500 policías custodiaron la manifestación, que concluye esta noche con un concierto.
Asistió a la concentración el senador del partido izquierdista Polo Democrático Alternativo (PDA) Jorge Robledo, quien afirmó en su discurso que el "gran perdedor" en la manifestación es el Presidente colombiano, Juan Manuel Santos.
La secretaria de gobierno de Bogotá, Mariela Barragán, indicó que confía en que la marcha culmine positivamente, como ha ocurrido en las acciones anteriores.
"En solidaridad con los estudiantes de varios países, especialmente con los de Chile, quienes llevan más de siete meses en protesta por la reforma educativa, los estudiantes en Colombia harán lo propio en completa calma", dijo la funcionaria a la emisora RCN.
En Colombia, al cumplirse un mes de huelga indefinida la semana pasada, los estudiantes retornaron este lunes a las clases después de que Santos aceptara retirar el proyecto de reforma a la educación que había sido presentado por el gobierno ante el Congreso.
Los jóvenes colombianos pretenden crear una nueva reforma con la participación de los profesores, estudiantes y el gobierno, en la que se garantice una mejor educación pública.