SANTIAGO.- Como si se tratara de droga o piezas de contrabando, algunos viajeros utilizan los más insólitos métodos para intentar burlar el control del Servicio Agrícola Ganadero (SAG) en el aeropuerto internacional de Santiago con el fin de ingresar al país alguno de los productos de origen animal o vegetal que están prohibidos por nuestra legislación.
Entre las técnicas que han sido detectadas por los funcionarios del SAG se encuentra cambiar los productos de envase o introducirlos en el recipiente de uno que sí está permitido. El jefe de turno del SAG en el aeropuerto Pudahuel, Waldo Parada, cuenta que han encontrado chorizos y salchichones –que están prohibidos– dentro de latas de conserva que simulan estar selladas. En otra ocasión, se detectaron huevos de ave ocultos al interior de tarros de leche en polvo.
Dice que otro método recurrente de los viajeros es introducir los artículos al interior de los zapatos que están en la maleta o envolverlos en papel de aluminio, pensando que de esa forma no serán detectados por la máquina de rayos X.
Sin embargo, el caso más insólito que recuerda es el de un pasajero que intentó ingresar plantas adosadas a su cuerpo, como si se tratara de droga. "El caso más emblemático es de un pasajero que venía enfajado igual que los que vienen con droga, pero traía unas plantas que quería plantar en su casa", señala. Sin embargo, éste fue detectado por la Brigada Canina, que apoya las labores del SAG.
Otra situación llamativa fue la de una pasajera que traía ocultos "dos pajaritos dentro de un neceser, al lado de la pasta de diente " . Lamentablemente, una vez que se detectaron, las aves debieron ser sacrificadas por razones de seguridad, ya que existía el riesgo de que padecieran diversos males, como influenza aviar.
El funcionario del SAG enfatiza "nada de eso da resultado". "La máquina de rayos X –por donde pasa el 100% del equipaje– lo detecta todo, aunque vayan adentro de latas, o si no la Brigada Canina detecta los olores, no hay nada infalible", afirma.
Por este motivo, subraya que "lo mejor siempre es declarar (los productos) porque al final igual van a ser sorprendidos".
De acuerdo a la legislación, todos los pasajeros que falten a la verdad en la declaración jurada que deben completar al ingresar al país incurren en una falta, por lo que pueden ser sancionados con multas que van entre 3 y 300 UTM.
Pero aunque no muchos lo saben, sí existe una forma para que todas estas especies ingresen al país legalmente. Se trata de un certificado zoosanitario, que los viajeros pueden obtener en la entidad homóloga al SAG en el país de origen del producto.
Los artículos más extraños que la gente trata de ingresar
En lo que va de 2012, los funcionarios han interceptado un total de tres toneladas de productos de riesgo fitozoosanitario. Los más comunes son frutas, jamón crudo, queso y miel de abejas, provenientes principalmente de países como España, Brasil, Perú, Argentina y Estados Unidos.
Sin embargo, en los últimos años los funcionarios del SAG se han sorprendido con el hallazgo de los más excéntricos artículos, originarios de diferentes destinos. La lista incluye charangos de quirquincho de Perú y Bolivia; cornamentas y cabezas de ciervo para colgar en las paredes, generalmente desde Canadá; cabezas de yacaré de Estados Unidos; y hasta una pata de elefante de Sudáfrica.
Parada dice que entre los productos más peculiares que se han detectado se cuenta un licor de Vietnam, presuntamente afrodisíaco, que traía una cobra adentro de la botella. También han llegado hombres con ramos de flores para su novia que los va a buscar, que lamentablemente han debido ser requisados; y hasta con carne fresca en la maleta, proveniente de Argentina o Uruguay, lista para hacer un asado.
¿Qué pasa con todos los objetos que se quitan?
El funcionario del SAG explica que todos los artículos que se interceptan en el aeropuerto se destruyen: las frutas mediante un método de vapor y presión y todo el resto por incineración. Este proceso lo realiza una empresa externa que se ubica fuera del área urbana y se rige por un estricto protocolo.
No obstante, hay una clase especial de productos, que son los regidos por el CITES, (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), que en caso de confirmarse su autenticidad deben ser devueltos a su país de origen. Esto ocurre principalmente con cierta clase de animales.