SANTIAGO.- Ralph J. Touch y James P. Kuhn eran capitanes de Fragata y Corbeta de la Marina de Estados Unidos, que mantenían una cercana relación con sus pares chilenos. El 04 de agosto de 1969 aterrizaron en el ex aeropuerto "Los Cerrillos" en un avión C-47 de la Armada norteamericana. Es el último registro que se tiene de ellos.
Procedentes desde "El Belloto", en Quilpué, los uniformados y otras 14 personas se preparaban para volar rumbo a Buenos Aires para efectos de mantención. Tras completar los papeleos, el Centro de Control de Tráfico Aéreo en Pudahuel visó el viaje. Eran las 16:45 horas.
"Despegó a las 16:50 (...) luego reportó Angostura a las 17:08 (...) Un par de minutos más tarde escuché al piloto (Touch) y copiloto (Kuhn), la que me dejó preocupado (...) A los pocos minutos, se informó que el C-47 no había hecho contacto (...) Luego, se sintió un ruido como si presionaran el switch del micrófono (...) De ahí, no se escuchó nada".
El relato corresponde al jefe de turno de la Torre de Control en Pudahuel, uno de los tantos que figuran en el expediente -al que accedió Emol- abierto por la Marina de EE.UU. tras el extravío del aparato militar.
Misterio
A las 17:33 horas, el C-47 fue declarado en fase de incertidumbre (INCERFA) y una hora después, en fase de alerta (ALERFA) y de desastre (DESTRESFA). Veintisiete minutos más tarde, el Servicio Aéreo de Rescate (SAR) recibió un mensaje escrito del Centro de Control, reportando lo ocurrido. El rastreo partió a las 08:30 horas del siguiente día.
Se definió como área de posible impacto las cercanías del Cañón Extravío, al este del pueblo minero de Sewell. "En base a los antecedentes, se efectuó una intensiva búsqueda por aire y tierra (...) La búsqueda terrestre fue dificultada por la intensa nieve caída en la zona montañosa, que también constituyó una seria dificultad para visualizar el avión desde el aire", relataba el oficial coordinador del SAR de la época.
Conforme pasaban las horas, comenzaron a aumentar los efectivos que participaban en las operaciones. Según consta en una carta del actual jefe del Departamento Comunicacional de la FACh, coronel de Aviación Dennis Harvey, en ellas participaron 138 aeronaves: nacionales, de EE.UU., Armada, Carabineros, privados y de Argentina. El 14 de agosto se fuso fin al rastreo y el 9 de septiembre se oficializó la muerte de los ocupantes.
"Lamentablemente no se estableció la zona donde eventualmente podría haber tenido lugar el suceso, por lo que se decidió suspender las operaciones, dejando con la tarea al SAR, acerca de cualquier indicio relevante que aconsejara reiniciar las operaciones, lo que no ha ocurrido a la fecha", explicaba la autoridad.
Eterna incertidumbre
Russell Ball es hijo de Ronnie Ball, uno de los 16 que volaba en el C-47 junto a su esposa Norma. Y a los 42 años, aún espera que la búsqueda sea reactivada. "He tratado de contactar a la Embajada en Santiago, pero no he recibido ninguna respuesta de ellos. Hay varios familiares de las demás víctimas que todavía están preocupados por encontrar el avión accidentado", cuenta a Emol.
"Nunca recibimos mucha información del Gobierno de EE.UU.. Sólo la notificación de la muerte de mi padre. En los últimos 2 años, la Marina de Guerra lanzó finalmente el informe de errores y eso nos dio algo más de información", añade, refiriéndose a las 166 páginas recabadas durante el período de investigación.
El hecho impactó también a Bradley Burris, quien vivió en Reñaca en esos años, pues su progenitor pertenecía a la Fuerza Aérea norteamericana al momento del accidente.
"Es una tragedia de interés personal para mí (...) Algunos pasajeros eran amigos de nuestra familia. Mi padre tuvo la fortuna de escapar del desastre", dice desde el estado de Georgia y solidariza con el deseo de los afectados: Reabrir la búsqueda apelando al derretimiento de la nieve.
Y reclama: "Las estaciones en Chile son el opuesto a los EE.UU. y en agosto era la temporada de invierno en Chile. La condición climática era aparentemente muy pobre. A pesar de una búsqueda intensiva se puso término el 14 de agosto de 1969. Había una referencia a continuar más tarde, durante la estación cálida, pero parece que esto nunca se realizó. Esperamos que se pueda reactivar en el verano".
¿Qué pasará? La FACh asegura hoy que pese a que han transcurrido cuatro décadas "no descarta la evaluación de un curso de acción a seguir, frente a la presentación de nuevos antecedentes".