U. San Sebastián: Las otras discriminaciones que enfrentan estudiantes

SANTIAGO.- Cristián Aguilar está en tercer año de Arquitectura en la Universidad San Sebastián (USS). Su madre es profesora y su padre trabajó como chofer de micro. A él le gustaría trabajar para ayudar a pagar sus estudios, pero no le queda tiempo.

"Tengo compañeros que traen sacos para dormir en la facultad. Cuando hay que entregar maquetas, no queda otra. La universidad compró una estufa para el frío", cuenta, para graficar los esfuerzos que hacen muchos de ellos para sacar adelante sus carreras.

Pablo Olivares va en la misma universidad, en cuarto año de Derecho. Su padre es contador y su madre, dueña de casa. "Antes estudié en Valparaíso, no sé cómo lo hizo en ese período mi papá con un sueldo de 200 mil pesos", recuerda. Para ayudar a costear sus estudios, Olivares trabaja en una disco.

Ambos podrían caber en la categoría C2 y C3 que el despedido decano de la Facultad de Arquitectura y Arte, Cristián Boza, definió como los alumnos a los cuales estaba enfocada esa casa de estudios, y a quienes calificó como faltos de "sofisticación y cultura" en una entrevista que desató una dura controversia.

Polémica que cayó como una bomba entre los estudiantes. "Yo prefiero no tocar la sensación que produjo dentro de la Facultad (de Arquitectura), no puedo hablar por mis compañeros. Puedo decir que para mí fue un golpe emocional muy fuerte. Sé que tampoco ninguno de los otros profesores esperó algo así", dice Cristián.

Pero lo que la universidad esperaba cerrar con el despido del decano, no quedó ahí y creció hasta el punto de agotar la paciencia de los estudiantes de la USS.

Según explican estos dos alumnos, era sorprendente ver cómo en Internet se le encontraba razón al decano y de pronto, todos opinaban sobre la universidad: políticos, expertos y rostros del movimiento estudiantil. 

Las diferencias con la Confech

Opiniones y acciones que en vez de apoyarlos, parecían reflejar el estigma que hay sobre las universidades privadas.

Por ejemplo, la sede Bellavista se llenó de periodistas buscando al "hijo del camionero" al que aludía Boza; no se respetaban los talleres e incluso se publicó un artículo donde se burlaban por la existencia de una beca Pinochet.

"Son sólo cinco becas que entrega la Fundación Pinochet a nuestra universidad, que tiene más de 20 mil alumnos. Por mi pensamiento político no es algo que me gusta, pero no da como para generalizar", dice Pablo Olivares, a quien también le hicieron ruido las opiniones que salieron de la Confech por la polémica.

"Boric dijo que la USS cobraba como ABC1 a estudiantes C2 y C3, pero los aranceles no son muy diferentes al de las tradicionales", afirma.

Olivares es el presidente de la Federación de Estudiantes de la USS y esperaría tener una relación más fluida con la Confech. No le gusta decir que la agrupación discrimina a las privadas, pero sostiene que desde Camila Vallejo, antes y después, les han hecho notar las diferencias.

"La Confech pone trabas (a las privadas) para sumarse a la agrupación. Había que tener 5 años de elecciones democráticas, nunca fueron claros para decir acá está el reglamento para que nos pudiéramos integrar. ¿Y qué pasa si llegamos a la Confech de forma legal, qué papel cumpliríamos? ¿Alguna vez los voceros de la Confech dejarán de ser de la Chile y la Católica?" se pregunta.

"Nadie está en contra de una educación pública y de calidad. Pero a la Confech le falta llegar a las demás masas. Dejar de pensar solo en las estatales y decir, 'oye las privadas también necesitan esto otro'", dice el estudiante de Derecho.

Y Cristián Aguilar agrega: "Cuando Franco llegó a España, estaban los comunistas y anarcos juntos y por tonteras se pelearon. Lo mismo pasa con la Confech y las privadas. Disculpa, pero son huevadas por las que estamos separados, son tonteras súper chicas".

"Lamento que no estén abiertos a decir sí al otro y hacer un movimiento mucho más fuerte y representativo entre las privadas y las tradicionales", enfatiza.

Y como muestra de su disposición a acercar posiciones, ambos estudiantes invitan a la Confech a un debate sobre educación en dependencias de la casa de estudios privada.

Pese a estas polémicas, ambos estudiantes dicen que los tiene tranquilos sentir "que hay un proyecto educativo fuerte" que respalda a la Universidad San Sebastián y esperan que éste sea el sustento para que más adelante dejen de mirarlos diferentes por ser estudiantes de universidades privadas.