SANTIAGO.- Una triste coincidencia comparten el liceo Mater Purissima, de Maipú, y el jardín infantil Hjitus de la Aurora, de Vitacura. Ambos son parte de los 120 colegios de la capital investigados por presuntos delitos sexuales contra menores, de los cuales 50 están a cargo de la Fiscalía Oriente.
"Esto no sólo es una temática propia de sectores vulnerables económicamente, sino que es transversal", aclara Karla Gutiérrez, coordinadora del equipo infanto-preadolescente del Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales (CAVAS) de la PDI.
Aun cuando ha estado expuesta a diario, la sicóloga jurídica y forense admite que "siempre es impactante y afecta en lo emocional", sobre todo, porque "tengo dos hijos".
Explica que para atenuar la conmoción que provocan los relatos de las presuntas víctimas aplican una metodología en equipo, que "nos ayuda mucho en la contención emocional y en el trabajo que se hace con ellos".
Canalizar las emociones
A pesar de lo anterior, la coordinadora del equipo infanto-preadolescente del CAVAS confiesa que en sus siete años en el departamento hubo una experiencia que la "complicó".
"Nos tocó asistir a un caso en el que se usó a un niño para producción y distribución de material pornográfico infantil. Era primera vez que me tocaba verlo, realmente fue muy impactante, sobre todo, porque era un tío que usaba a su propio sobrino para este tipo de actividad", cuenta Gutiérrez.
En ese sentido, subraya que "a veces uno está en conocimiento teórico de algunas cosas, pero cuando lo ve es impactante, es algo que supera la literatura, ya que no sólo está en los libros, sino que en la realidad".
Para superar estas situaciones, la sicóloga dice someterse a una "terapia privada" para "analizar aquellos aspectos que nos conmueven por temas emocionalmente fuertes".
"Uno siempre tiene que tener espacios donde canalizar las emociones que van surgiendo producto del trabajo con la vulneración (...). Es la forma de mantenerse tanto tiempo, porque si uno no lo hace, es posible", explica.
Sucesión de denuncias
Gutiérrez dice estar conciente del incremento del 22% de casos e investigaciones de presuntos abusos a menores durante el primer semestre. Pese a ello, "las recurrentes denuncias de los últimos meses no son algo novedoso para nosotros, lamentablemente".
"Los medios de comunicación muestran una realidad al público. Nosotros a diario estamos recibiendo ese tipo de casos no mediáticos. El hecho de que aparezcan noticias del tema con frecuencia es como poner en conocimiento de la gente lo que ocurre a diario para nosotros", indica.
Y añade: "La forma de recepcionarlo es distinta a como lo puede tomar una persona que no trabaja en este ámbito y no está familiarizado con este tipo de denuncias".
A pesar de esto, aclara que "uno nunca deja de verlo como algo impactante, porque siempre está el factor humano, de saber que se está mostrando la presunta victimización de niños tan pequeños. A mí como mamá también me afecta, si bien trabajo en esto, tengo hijos que están en el jardín, y choca en términos humanos como profesionales".
Sobre todo, agrega, "porque son pequeñitos, ellos no entienden, se dan cuenta de una vivencia en términos que no son los de un adulto. Por eso en su etapa de desarrollo hay que explicarles lo que ocurre, acogerlos, escucharlos, aclarar sus inquietudes y no exponerlos".
Contención familiar
La perito Karla Gutiérrez es casada. Su marido es ingeniero en sistemas y, según comenta, ha habido un factor fundamental para sobrellevar su trabajo.
"Hay que saber dónde termina lo laboral y dónde comienza lo familiar. De otra manera no es sano, no se podría vivir tranquilo, uno estaría permanentemente pensando en todos los riesgos diarios a que están expuestos".
En esa línea, "si bien intento implementar resguardos básicos con mis niños, para prevenir situaciones con las que yo trabajo, intentamos con mi marido no abordar temas puntuales, aún cuando sean situaciones de conocimiento del entorno. Igualmente, tenemos claro que la familia es muy importante para la formación de los niños, ya que dependiendo de ella será como los niños van a resignificar lo que está ocurriendo".
Y concluye: "Hay lenguajes que los niños no entenderán fácilmente. Es útil lo que les digamos en la medida que nos comprendan. Por ejemplo, a mi hija le voy a decir: 'Nadie te puede tocar la vagina; no hay secretos con los papás ni con las personas que te quieren; nada malo nos va a pasar, independiente de que alguien te diga otra cosa'. Son mensajes cortos, claros y precisos que los entenderá".