''Sonja'' logró una rápida recuperación luego de ser encontrada en la calle en La Florida. Ahora está en adopción.
Felipe De Ruyt, EmolSANTIAGO.- La genética del tradicional quiltro chileno está cambiando. Los perros de pequeña talla, al estilo del célebre "Washington" de "Condorito", están dejando paso a animales de mayor tamaño, musculatura más poderosa, más territoriales y –según expertos- potencialmente más peligrosos para las personas.
El fenómeno ha comenzado a convertirse en un serio problema de salud pública en algunas comunas capitalinas, según autoridades locales. En Maipú, el concejal Christian Vittori denunció que en 2011 se registraron 26.000 casos de personas mordidas por canes.
Estudios recientes calculan que hay alrededor de 80 mil perros vagabundos en Santiago.
Esta transformación en las características de los canes callejeros capitalinos se relaciona con el acceso creciente que tienen los chilenos a razas especiales que están disponibles fuera del país.
"Hace aproximadamente 15 años comenzó la moda de traer razas nuevas a Chile, principalmente por razones económicas, porque era buen negocio venderlos", explica Carlos Barrera, director de los Centros de Atención Veterinaria (CAV) de la Universidad Iberoamericana.
"Al aumentar su número, bajaron sus precios y ya no se vendían, sino que se regalaban, lo que hizo que se masificaran", describe.
El CAV posee ocho centros en distintas comunas de Santiago y una clínica móvil en Cerro Navia, en los que se realizan aproximadamente 10 mil prestaciones veterinarias mensuales. La proporción de mestizos de razas de mayor tamaño entre los pacientes de estas atenciones es cada vez mayor, asegura Barrera.
Entre las variedades de canes que se mezclan con los "quiltros" criollos se cuentan, además de los pitbull, los rottweiler y los doberman. También estuvieron de moda hace unos años variedades como los siberianos, malamutes y husky.
"Es posible ver en perros callejeros características como los ojos claros, producto de mezcla con estas razas", señala.
Con dicha masificación creció exponencialmente el problema del abandono. "Luego de adquirirlos, muchos dueños se dieron cuenta de que no eran muy buenos como mascotas, porque tenían costumbres de perros de trabajo", añade.
Así, estos perros sin hogar llegaron a la calle y comenzaron a aparearse con ejemplares locales, difundiendo sus características entre la población callejera.
Para evaluar el problema, el CAV prepara un sondeo estadístico sobre los perros sin hogar en Santiago, a partir de los datos recopilados en sus centros de atención y en los operativos en los que participan. Dicho análisis, el primero de sus características en el país, debería estar listo a fines de este año.
Territorialidad aumentada
Según Barrera, el principal riesgo para las personas no se relaciona con el perro vagabundo propiamente tal. "Estos canes no tienen un promedio de vida mayor a un año o un año y medio, se reproducen poco y generalmente no atacan, porque están acostumbrados a ver a los seres humanos como posibles proveedores de comida, así que se acercan en actitud sumisa y amistosa", explica.
El problema surge con animales callejeros que si bien no tienen dueño conocido, son alimentados por distintas personas y se transforman en "el perro del pasaje" o del barrio.
"Como los mestizos de perros como los pitbull tienden a ser más territoriales, ello aumenta el riesgo", precisa.
Así, si un perro de este tipo es alimentado regularmente por el dueño de un kiosco, puede considerar ese sector como "su" territorio. Si el can nota el acercamiento de una persona que él considere hostil, como un comprador, por ejemplo, puede lanzar un ataque.
Y como son ejemplares más robustos y con mayor poder de mordida, las lesiones que son capaces de causar son mucho peores.
Lo mismo ocurre, sobre todo en poblaciones populares, con canes que no reciben mayor cuidado de sus dueños y son mantenidos casi permanentemente en la calle, sin un adiestramiento adecuado y víctimas de malas prácticas aplicadas por sus propietarios, quienes los estimulan a pelear con otros perros, los acostumbran a morder o los hostigan permanentemente.
La solución al problema de los perros callejeros, según Barrera, pasa por difundir y educar en torno a un concepto todavía poco extendido entre los chilenos: la tenencia responsable de animales. "A los niños, por ejemplo, hay que enseñarles que un perro no es un juguete", enfatiza.
"Al mismo tiempo, si una persona tiene que deshacerse de su mascota, el ideal es que procure darle un nuevo hogar. También tiene que preocuparse de esterilizarlo antes de donarlo", asevera.
Una de las ayudas más eficaces y exitosas en este ámbito está en las redes sociales en Internet, que se han transformado en un importantísimo punto de encuentro entre quienes necesitan entregar un perro y quienes pueden acogerlo.
También han surgido iniciativas que aprovechan las cualidades de estos perros de manera innovadora. Un ejemplo es el de Acción Canina, emprendimiento que entrena pitbulls rescatados de las calles y los habilita para el resguardo de propiedades, con el apoyo de un collar tecnológico que transmite información al dueño del terreno mediante telefonía móvil.
El otro frente crucial, según el experto, se basa en extender la esterilización. En este plano, los CAV esterilizan al año cerca de 10 mil mascotas, precisa.
Mientras tanto, la legislación sobre el tema todavía no avanza en el Congreso. "Si uno analiza la ley de tenencia responsable, se puede ver que buena parte de de esa norma nacería muerta", explica Barrera.
"El proyecto endosa mucha responsabilidad a las municipalidades, pero no hay fondos para que puedan cumplir esas funciones", advierte. "Se postula la creación de caniles municipales, pero lo que probablemente ocurrirá es que se llenarán y el problema de los perros callejeros se mantendrá prácticamente igual".
"Sonja", una historia de rehabilitación
Que estos perros abandonados pueden rehabilitarse lo muestra el caso de "Sonja", una pitbull hallada hambrienta en junio pasado en una calle de La Florida, llena de mordeduras, con una grave sarna y en pleno estado de celo.
Pamela Muñoz Johnson, su "rescatadora", pidió ayuda a un trabajador de una construcción cercana, quien improvisó un collar con su cinturón para poder subir al animal a un automóvil.
Tras examinarla, notó que la perra portaba un collar especial, aunque no llevaba la correspondiente placa de identificación. Ello evidenció que había sido abandonada por sus dueños, probablemente pocos meses antes.
Luego de recibir tratamiento en el centro veterinario San Ignacio, en Quilicura, "Sonja" recuperó el color de su bello pelaje caoba, cerró sus heridas y mejoró su ánimo gracias a técnicas innovadoras en este campo que aplica Pamela, como el uso de las célebres flores de Bach adaptadas a las mascotas.
"Las flores mejoran el estado anímico de estos perros. Como han estado mucho tiempo en la calle, llegan muy estresados y usualmente lloran toda la noche en los caniles. Con este tratamiento se tranquilizan pronto y bajan su agresividad", explica.
La pitbull, luego de ser esterilizada, ahora está en pleno proceso de adopción. "Cuando la encontramos ella era todo pavor y miedo, pero ahora es una perrita capaz de generar lazos y vínculos sanos con los humanos, y estoy muy satisfecha por eso", describe Pamela Muñoz.
Añade que este tipo de canes tienen buena recepción entre personas que tienen parcelas o terrenos en el sur, "quienes aprecian la capacidad de estos perros como guardianes".
Pamela Muñoz coincide en que se existe un aumento de la presencia de perros de gran talla dentro de la población abandonada en Santiago. Evalúa que de 70 perros entregados en adopción en hogares temporales por una de sus amigas que se especializa en rescate de canes, la gran mayoría pertenecen a la raza pitbull o bullterrier o a mezclas de ellas.