Pablo Aravena Garcés, durante una de las sesiones en el tribunal.
Tomás Fernández, El MercurioSANTIAGO.- La Corte Suprema resolvió acoger los recursos de nulidad presentados por el Ministerio Público y la parte querellante en contra del fallo dictado el 20 de julio de 2012, por el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Viña, que absolvió a Pablo Alejandro Aravena Garcés de ser autor de los delitos consumados de homicidio calificado, respecto de las víctimas Felipe Aravena Segovia y Victoria Donoso Cortés, y de robo con homicidio, respecto de la víctima Viveca Segovia Montenegro, hechos ocurridos el 1 de diciembre de 2008, en Villa Alemana, Quinta Región.
En el fallo, la Segunda Sala del máximo tribunal del país acogió los recursos por considerar fundada la solicitud, debido a que "resulta claro que la sentencia impugnada ha incurrido en la causal absoluta de nulidad que tanto el Ministerio Público como la parte querellante han fundado", sostiene el fallo.
La resolución agrega que "atendido lo razonado, y teniendo en consideración que los acápites razonados resultan suficientes para el acogimiento de los recursos intentados, esta Corte se encuentra habilitada para no emitir pronunciamiento sobre los restantes motivos de nulidad esgrimidos, como lo autoriza expresamente el artículo 384 del mismo cuerpo legal".
En consecuencia, se declara inválida la sentencia de 20 de julio de 2012, "como asimismo el juicio oral que le sirvió de antecedente, y se repone el procedimiento al estado de celebrarse un nuevo juicio conforme a derecho en contra del acusado Pablo Aravena Garcés, hasta el pronunciamiento de la sentencia definitiva, ante el tribunal oral competente y no inhabilitado que corresponda".
Los hechos
Según la acusación del Ministerio Público, el 1 de diciembre de 2008, en horas de la tarde, el imputado ingresó, mediante escalamiento, al domicilio ubicado en Pasaje Los Agustinos 1142, de Villa Alemana, de propiedad de Viveca del Carmen Segovia Montenegro, con el propósito de dar muerte sus habitantes, por lo que, una vez en su interior, esperó oculto a que llegaran sus moradores para cometer el ilícito.