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Lo que esperan los gays chilenos para que en las FF.AA. se los acepte sin discriminaciones

No buscan políticas especiales ni dependencias separadas en los cuarteles, sino que cambie la cultura militar que por siglos los ha excluido. Un suboficial cuenta su experiencia.

15 de Octubre de 2012 | 11:08 | Por Leonardo Núñez, Emol

SANTIAGO.-  R.A. tiene 26 años, levanta pesas, corre, nada y ve series de TV como "Mad Men". También dice que le gusta su trabajo y que, en el fondo, no es muy diferente a las personas de su generación.

Salvo por un secreto: es un suboficial del Ejército que nunca le ha contado a sus compañeros militares que es gay. Y, al menos por ahora, admite que nunca lo haría.

"Por ser suboficial tengo todas las de perder -explica-.  ¿Quién me va a ayudar si saben que mi pareja es gay? Es fácil hablar desde afuera", agrega, dando a entender que tendría una serie de problemas si revelara dentro de su unidad que no es heterosexual porque no tiene las mismas redes sociales y el peso que podría tener un oficial.

Por lo mismo, no le gusta hablar de su vida privada. Desconfía. "Mi papá es profesor de historia, y tampoco sabe que soy homosexual. Mi pareja trabaja. No vamos a discos gays, porque me complica que alguien nos vea. Hemos salido a mochilear, eso nos gusta".

El presidente del Movimiento de Liberación Homosexual (Movilh), Rolando Jiménez, espera que esta realidad pronto sea parte del pasado, para que en Chile veamos a militares que dejarán de esconder su condición y puedan "salir del clóset" sin temores.

Jiménez aclara que no peca de optimista, ya que la integración de los gays a las Fuerzas Armadas se ha producido en muchos países, y que el cambio cultural también está aconteciendo en nuestro país. Esto, pese a polémicas como las protagonizadas por el diputado Ignacio Urrutia, quien a mitad de semana dijo que "el día que nos llenemos de homosexuales en las Fuerzas Armadas lo que va a ocurrir es que nos van a invadir de cualquier país con una facilidad gigantesca".

"No pedimos que haya ninguna política especial, ni dependencia u oficinas particulares, para las personas con orientación sexual distinta que escogen una carrera militar, ya que en términos del resto de los que aspiran a enrolarse en las Fuerzas Armadas o la policía, la única diferencias es la orientación sexual, no las capacidades y actitudes", indica el dirigente.

Cambio cultural

En esa línea, apunta a que la recién aprobaba Ley Antidiscriminación, o "Ley Zamudio", es fundamental para provocar cambios dentro de los cuarteles porque ha dado un sustento legal para que los gays estén protegidos en caso de ser aislados o acosados por su condición.

Aunque Jiménez precisa que los más difícil será provocar cambios culturales: "La evidencia más concreta son los dos instructivos que hemos dado a conocer  (recomendando no enrolar gays en el Servicio Militar) y los casos de discriminación  de las distintas ramas de las Fuerzas Armadas y las policías".

Por lo menos, agrega el presidente del Movilh, los comandantes en jefe entregaron una potente señal en la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, donde fueron citados para explicar cómo se iban a hacer cargo de la no discriminación con la nueva ley.

"Estoy satisfecho porque mostraron voluntad para cambiar cuestiones culturales arraigadas", dice Jiménez, agregando que los comandantes dijeron "que se está revisando toda la normativa interna para adecuarla a lo que establece la Ley Antidiscriminación. Creo que en el mediano plazo va a ser tan natural (la presencia de gays), como lo es hoy en el ejército israelí, inglés o norteamericano, donde personas homosexuales o lesbianas sirven en las fuerzas, como cualquier otro miembro  de la institución, y establecen relaciones de pareja".

Para que este cambio cultural se produzca también será fundamental la promulgación del proyecto de Acuerdo de Vida en Pareja que regulará las uniones civiles que se discute en el Congreso.

"Seguramente van a haber uniformados que van a querer suscribir con su pareja este acuerdo, que les va a significar una serie de garantías y reconocimientos de derechos como familia. Por eso insistimos y están de acuerdo los comandantes, de iniciar un proceso pedagógico para cambiar esta cultura de discriminación y segregación hacia homosexuales y lesbianas", dice un esperanzado Jiménez.

Experiencia internacional

Estados Unidos prohibía la presencia de gays en sus Fuerzas Armadas hasta mediados de 2011. La excepción de esta regla es que mantuvieran en secreto su orientación sexual, norma conocida como el "Don't ask, don't tell", que fue derogada tras los cuestionamientos por prohibir casarse públicamente con personas del mismo sexo o hablar de su homosexualidad mientras estuvieran en servicio. A cambio de esto, las FF.AA. se comprometían a no preguntar sobre la opción sexual de los soldados.

Un año después las FF.AA designaron a su primera generala reconocidamente lesbiana: la coronela Tammy Smith. Incluso el Ministro de Defensa Leon Panetta, a través de un video de YouTube, agradeció a la oficial los servicios prestados al país durante su trayectoria militar.

Las FF.AA. de Israel e Inglaterra también han permitido el ingreso de gays a sus filas, lo que ha estado precedido por fuertes polémicas relacionadas con igualdad de derechos y libertad de expresión.

Para acelerar este proceso, el Movilh inició una campaña para uniformados y policías manifiesten su orientación sexual. "Esta cultura de discriminación no cambió en otros países hasta que hubo oficiales que asumieron el costo que significa ser los primeros en dar el paso y salir del clóset", dice Rolando Jiménez.

"Algunos fueron marginados desde las instituciones, pero hoy tenemos una Ley Antidiscriminación que los ayuda", agrega el dirigente, recordando que la Corte de Apelaciones acogió el recurso de protección de un suboficial del Ejército que, por su orientación sexual, fue destinado a una zona de trabajo con mínimas condiciones y que fue acosado hasta que se vio obligado a renunciar a la institución.
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