SANTIAGO.- El 25 de septiembre de 2012 será una fecha que recordará la comunidad mapuche Guañaco Millao. Ese día, el lonco Juan Carlos Curinao (56) vio cómo en minutos un incendio provocado por gente de la misma etnia destruyó las dos viviendas que él mismo construyó.
La razón, según comenta a Emol, radica en que algunos de sus pares lo tildan de "traidor", tras asumir como presidente del Área de Desarrollo Indígena (ADI) de Ercilla, que reúne a representantes del pueblo mapuche y del Gobierno para poner solución al histórico conflicto.
A esto se llegó luego de que 37 de las 42 comunidades indígenas lo aceptaran. Las restantes son las más radicales y se les sindica como autores del atentado.
"Si fuera traidor estaría vendiendo al pueblo mapuche, no estaría defendiéndolo (...). Yo no estoy vendiendo la sangre mapuche: yo soy un hombre golpeado, soy un hombre baleado, tengo un hijo víctima de una golpiza, tengo allanamientos... Yo soy hombre de lucha, he luchado contra el Estado", dice Curinao.
"La lucha sigue"
El líder de Guañaco Millao se declara dolido y lamenta la quema de su casa, "porque a la gente se le perdió el punto, se le perdió la línea, se le perdió el blanco al que hay que apuntar. Hoy día la demanda es con el Estado, no conmigo".
Es que para él, "la lucha sigue", aunque reconoce que "hay que dialogar, hay que parlamentar con el Gobierno que sea, para poder tener un logro, para poder tener una salida a este cajón que tenemos como conflicto en la comuna de Ercilla".
"No podemos estar toda la vida peleando, peleando y peleando, teniendo gente presa, teniendo gente golpeada. No queremos allanamientos, no queremos que nuestros jóvenes estén haciendo huelga de hambre. Nosotros queremos que la juventud se desarrolle, que se capacite, que tenga las capacidades como todos lo tienen", agrega.
Puertas abiertas
Pese a que hay un sector del pueblo mapuche que repudia este acuerdo con el Gobierno, Curinao dice respetar la opinión del resto y que está abierto a recibirlos.
"Cada comunidad es autónoma de pensar, en su forma, en su decisión, en su cosmovisión, entonces yo no puedo estar obligándolos. Si ellos quieren arrimarse al ADI, se arriman, y si no, bueno, no es problema nuestro", señala.
Agrega que "nuestras puertas están abiertas, tampoco les podemos exigir. Ellos verán en el tiempo (...) si hay buen trabajo y argumentos, se están haciendo bien las cosas, las comunidades por sí solas se van a acercar. Ahora, si lo hacemos mal, obviamente que no aceptarán".
Curinao (casado y con cuatro hijos) valora la creación del Área de Desarrollo Indígena y confiesa que costó tomar una decisión y aunar una postura entre la mayoría de las comunidades mapuche.
Objetivo principal: Las tierras
Ya concretados los acercamientos, el lonco adelanta que los cinco puntos a tratar serán el ajuste de tierras, establecimiento de los derechos de aguas, el desarrollo indígena, educación y salud.
Aunque aclara: "Dejamos primero tierra y agua, y luego desarrollo (...). Mi convicción es que el Estado devuelva los territorios, pero tampoco podemos decirles 'devuélvanlo altiro', tenemos que buscar políticas claras (...). Aquí esto no termina, tenemos que seguir luchando, exigiendo que nos devuelvan nuestro territorio".
Bajo esa perspectiva, Curinao espera que la creación del ADI sea un empuje para que, en un largo plazo, el pueblo mapuche sea reconocido por el Estado.
"Tenemos que estar siempre auto convocados, buscar la unidad. En la unidad somos capaces. Así solos, no somos capaces", sentencia.