SANTIAGO.- En su primer día de alegatos, que se extendió por tres horas, solo interrumpidos por un receso de 15 minutos, la defensa chilena que responde a la reclamación marítima de Perú, le pidió a los jueces de la Corte Internacional de La Haya (CIJ), que se respeten los tratados vigentes firmados por ambos países.
De esta forma, se rechazó de manera contundente y con sólidos argumentos el reclamo peruano de volver a trazar la frontera marítima, que hoy está establecida que nace del Hito 1, según una línea equidistante.
Para ello, el equipo de juristas internacionales esgrimió en La Haya dos pilares fundamentales del derecho internacional: el respeto a los tratados anteriores y la intangibilidad de las fronteras existentes.
Chile "requiere a esta Corte que reafirme el principio de 'pacta sunt servanda' (lo pactado se cumple) y la estabilidad de la frontera", sintetizó su principal representante en el juicio, Albert Van Klaveren.
El agente chileno, que abrió la defensa nacional, explicó a los jueces que "las zonas marítimas de Chile y Perú han sido claramente definidas por un acuerdo" y no cabe volver a trazarlas.
"Hemos delimitado nuestra frontera marítima en 1952", insistió Van Klaveren, aludiendo al tratado tripartito (Declaración de Santiago) firmado en ese año junto a Ecuador, que establece como límite entre Perú y Chile el paralelo geográfico a la altura del límite terrestre, es decir a 18 grados y 21 minutos de latitud Sur.
A su vez, Van Klaveren añadió que el Tratado de Bogotá de 1929 zanja los límites terrestres, afirmando que Perú no tiene potestad para hacer modificaciones.
Lima se niega a aceptar el paralelo mencionado como frontera, asegura que los acuerdos de 1952 y 1954 eran de índole exclusivamente pesquera y esgrime la Convención del Mar de la ONU de 1982 y su principal axioma, las 200 millas náuticas, para exigir el trazado de una nueva línea bisectriz, equidistante de las costas.
Los abogados chilenos no sólo rechazaron de plano esas aspiraciones sino que también cerraron la puerta al reclamo peruano sobre el llamado "triángulo exterior" de unos 28.000 km cuadrados, situado dentro de las 200 millas náuticas de Perú y por fuera de las de Chile. Según Klaveren, "Perú no tiene derecho a ninguna zona marítima al sur del paralelo" que prolonga la frontera terrestre.
Durante el alegato, la defensa chilena evitó las frases polémicas y buscó exponer hechos que demostraran la vigencia y legalidad de la Declaración de Santiago de 1952, como el tratado que zanjó hace más medio siglo el límite fronterizo por tierra y mar con Perú.
No obstante, también hubo espacio para la ironía. El abogados Pierre-Marie Dupuy, que expuso tras Van Klaveren, comparó los argumentos peruanos con una suerte de "surrealismo del derecho internacional" al desconocer los tratados vigentes.
"Si Perú alega", dijo el jurista francés, "que la Declaración de Santiago no responde a ninguna de las exigencias de formalidad que cree son necesarias, reconoce que la forma no es concluyente en sí misma. Me pregunto si existiría en estos momentos una escuela surrealista del derecho internacional poblada de tratados en el orden nacional, pero no internacional, al igual que existen relojes blandos en los cuadros de Salvador Dalí".
El respeto del tratado de 1952 también fue lo que pidió James Crawford, el último de los expositores chilenos, tras David Colson, a los jueces de la CIJ, que vestidos de toga negra y chorrera blanca con encaje, escucharon atentamente y en silencio el alegato, subrayando párrafos en el texto de la memoria chilena que se les presentó.
"La historia es como la vida, son episodios que se van sucediendo", decía Crawford al empezar a cerrar su exposición, remarcando que Chile y Perú firmaron un tratado en 1952.
"La historia posterior, ha sido la de una afirmación tras otra (sobre este tratado). En 1954, 1958... Perú ha pasado nota de todo este material (…) Estoy seguro que la Corte lo tendrá bien claro. Entre Perú y Chile sí hay frontera", agregó.
Previamente, Crowford también acusó a Perú de no presentar a la Corte las traducciones de los acuerdos donde aceptaba los límites. "Perú prefiere la tecla eliminar en vez de esgrimir argumentos", dijo.
En ese sentido, los juristas no hicieron más que reafirmar que lo firmado en 1952 tiene estatuto de tratado y no de mero acuerdo de explotación pesquera, como sostiene Perú.
Los alegatos chilenos continúan este viernes, antes de una última ronda el martes y viernes de la semana próxima.