CONSTITUCIÓN.- En el tercer aniversario del 27-F el nombre de Felipe Cubillos se escuchó con frecuencia en las zonas más afectadas por el terremoto y tsunami de 2010.
Aunque ya no está presente físicamente, en Constitución, Dichato o Coliumo las historias y anécdotas con el inspirador de la Fundación Desafío Levantemos Chile se sucedieron en los homenajes y en los actos de entrega de viviendas que realizó el Gobierno esta semana.
En la playa El Cable de Constitución, Guillermo González y Javiera Verdugo, una pareja que tiene un lugar de descanso para turistas frente al mar, contaron que habían construido una cabaña "marinera" pensando en los gustos del filántropo, con quien establecieron fuertes vínculos tras el desastre natural.
"Con el tsunami lo perdimos todo", dice González, quien es conocido en la zona como "Willy Pato". Tratando de no emocionarse, recuerda que las olas del tsunami arrasaron las 21 cabañas y el restorán que les llevó 15 años de sudor levantar en esa playa.
"Se aprieta el espíritu, el alma, el corazón. Cuando estábamos pensando en disfrutar después de tanto trabajo, ver que todo queda en nada, fue un golpe; pero que a la vez vi como una instancia de poder salir adelante, de no claudicar en el proyecto y no botar todo el esfuerzo de tu vida por la borda", afirma.
Su pareja, Javiera, dice que sólo salió con el pijama puesto esa madrugada, ya que no tenían seguros comprometidos, pero también agradeciendo por no haber perdido familiares, lo que al final reducía todo a una dolorosa pérdida material.
Cubillos "venía a escuchar, no a darnos plata"
Tras el impacto inicial, y ya viviendo la dura realidad de no poder trabajar y empezar a quedarse sin recursos, se empezó a cruzar en sus vidas Felipe Cubillos.
"Primero aparece Diego Larraín (hoy coordinador de proyectos de Desafío), quien se humanizó con nuestro problema, nos apoyó y creció una amistad. Tiempo después vino Felipe. A él le encantó el lugar donde estaban nuestras cabañas. Decía que tenía características especiales, por estar frente al mar, con una luminosidad inmensa", recuerda "Willy Pato", recalcando la forma "tan especial" de ser de Cubillos.
"Cuando Felipe apareció aquí, él no venía a darnos plata, sino que primero a conocernos y a impregnarse del lugar. Las primeras instancias fueron de conversación, de escuchar. Él se motivaba cuando veía que alguien quería salir adelante, te decía las palabras precisas", recuerda.
Y Javiera agrega: "Era un gran patriota, que vio aquí las ganas de personas que querían salir adelante. 'No podís perder este lugar, échale para adelante y no te olvides que nosotros siempre estamos detrás de ti', nos decía. Compartimos muchos asados e incluso estuvo aquí para el terremoto de Japón (2011). También compartimos un asado el miércoles, dos días antes de que se muriera el viernes en la mañana. Se fue a última hora y vimos el atardecer. Fue muy lindo porque se produjo en el horizonte, cuando se entra el sol, un rayo de luz roja. La tarde era tan especial".
"Le pedíamos que no se fuera. Pero nos dijo que no podía porque tenía que ir a dejar a (su hija) Florencia al colegio y luego a Juan Fernández", dice "Willy", quien se comprometió con Cubillos a inaugurar el nuevo restorán después de una regata en las Islas Galápagos en que el navegante iba a participar. Iba a ser la ocasión para mostrarle una cabaña que su esposa había decorado pensando en él.
"Como a Felipe le gustaba el mar, le quisimos hacer una cabaña estilo marinera. En Santiago compramos unos veleros y le pusimos unos cuadros con timones. Iba a ser una sorpresa, lamentablemente no alcanzó a conocerla", dice Javiera.
Sin embargo, pese a los recuerdos tristes, "Willy" cree que Cubillos –al igual que Joaquín Arnolds, que también murió en el avión de la FACh que iba a Juan Fernández–, seguirán presentes.
"'Juaco' y Felipe son guardianes de aquí. Yo no le tengo miedo a nada, porque sé que están aquí, están en el recuerdo de todo el mundo. Van a durar muchas generaciones, porque los viejos se van a encargar de transmitirles a sus hijos la ayuda que recibieron sin miramientos. Que llegue una persona a tu casa y que te ayude sin saber quién eres, y tratando de interpretar qué es lo que tú quieres, es difícil que desinteresadamente alguien lo haga hoy", reconoce.