La otra "bajada" que sacudió a la derecha: La contradicción de Büchi

SANTIAGO.- Siete meses después del plebiscito de 1988 que abrió la transición a la democracia en Chile, el escenario de las campañas presidenciales para las primeras elecciones libres en el país en dos décadas sufrió un virtual terremoto.

La noticia llenó las portadas de los diarios: el 15 de mayo de 1989, el precandidato de la derecha, el economista Hernán Büchi Buc, comunicó su decisión de no continuar en la carrera a La Moneda.

"Tengo una contradicción vital", fue la enigmática frase con la que justificó su determinación, que consternó a la Unión Demócrata Independiente (UDI), Renovación Nacional (RN) y el tercer partido que lo apoyaba, la hoy extinta Democracia Radical.

"No tengo vocación de candidato", reconoció. "Me he esforzado hasta el límite".

La sorpresa fue mayúscula en las filas de las colectividades del sector. El propio Büchi había expresado apenas cuatro semanas antes que si una persona se presenta como candidato presidencial "es para ganar".

Hasta ese momento, la postulación del ex ministro, bajo el eslogan "Büchi es el hombre", parecía asentada. Era visto como una alternativa viable debido a su juventud -40 años de edad- y su perfil de técnico más que político.

Uno de los nombres que sorprendía por esos días dentro del equipo que apoyaba al ex ministro de Hacienda era el de Sebastián Piñera. Lo describían como un empresario que llamaba la atención por mostrar públicamente su "disidencia" con el gobierno que todavía encabezaba Augusto Pinochet.

El panorama que enfrentaba entonces la derecha era similar al que se vive casi un cuarto de siglo después. La centroizquierda se veía imparable antes de los comicios de 1989 con su candidato único, Patricio Aylwin, apoyado de una u otra manera por un amplio arco que iba desde su partido, la Democracia Cristiana, hasta el Partido Comunista.

Luego del "crash Büchi", como titularon algunos medios, RN optó por relanzar la candidatura de Sergio Onofre Jarpa. Esa posibilidad fue rechazada de plano por Pablo Longueira, en esa época secretario general de la UDI, quien insistió en que el ex ministro del Interior no tenía "ninguna aceptación" en el gremialismo.

En julio de ese mismo año, Büchi reconsideró su renuncia y relanzó su candidatura. No obstante, la dimisión tuvo un fuerte costo sobre sus posibilidades en los comicios. Aylwin se impuso con 55,2% de los votos, seguido por el postulante de la derecha, quien logró 29%, y el empresario Francisco Javier Errázuriz, con 15,4%.

Un sondeo de CEP-Adimark conocido luego de las elecciones mostró que el ex titular de Hacienda habría perdido unos 800 mil posibles votantes tras la indecisión que mostró en mayo.