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Con letreros de "no se vende" vecinos de Ñuñoa frenan acoso de inmobiliarias

Aunque reciben ofertas millonarias que pueden superar los $200 millones, los propietarios de las casas optaron por dejar en claro que no van a vender por ningún motivo.

29 de Julio de 2013 | 09:21 | Emol

SANTIAGO.- ¿Qué vale más? ¿Aceptar sobre 200 millones de pesos o seguir viviendo en una casa amplia, con antejardín, terraza, estacionamiento y en un barrio con plazas, pequeños negocios y donde pareciera que el tiempo se detuvo hace décadas?

Muchos propietarios de casas de la calle Montenegro en Ñuñoa lo tienen claro. Frente al acoso de inmobiliarias, decidieron pegar en las entradas de sus viviendas un letrero para que no haya dudas de su decisión: "No se vende… no todo es plata".

Cecilia, propietaria de una de estas casas que superan los 150 m2, explicó a Emol que decidieron poner el llamativo aviso para que dejaran de molestarla.

Esto porque además de representantes de inmobiliarias, también solían interrumpir la tranquilidad hogareña muchas personas que frente a la proliferación de edificios y la escasez de viviendas en los barrios caracterizados por su calidad de vida, no dudaban en tocar el timbre para hacerle ofertas por su casa.

Dirigente denuncia una "masacre" a la vida de barrio

Frente a la casa de Cecilia, otro propietario que utiliza su vivienda para hacer talleres de yoga debido a los amplios espacios, dice que pegó el aviso por razones parecidas. A las juntas de vecinos de la comuna no les sorprende la reacción de estos propietarios.

"La aparición de estos letreros no es más que una consecuencia desesperada de algunos vecinos que protestan de esta manera por la pérdida de la calidad de vida en sus barrios tradicionales, como consecuencia de una política de desarrollo que no es tal", explica Alejandro Jiménez, presidente de la Junta de Vecinos Arturo Prat de Ñuñoa (N°3).

El dirigente dice que la modificación del Plano Regulador de Ñuñoa ha traído innumerables problemas.

"La construcción indiscriminada de edificios dejan casas isla y casas con sombra permanente. Esto se ha denominado la masacre de Ñuñoa. Además se contradice con lo señalado en el Plan de Desarrollo Comunal (Pladeco), que señala como uno de los atributos de la comuna su hermosa vista a la cordillera, la que está, cada vez más, fuera de la vista de los vecinos", lamenta Jiménez.

Patricio Talavera, presidente de la Junta de Vecinos Contramaestre Micalvi (N°22), agrega que por la ubicación, los accesos, la amplitud de las viviendas y la vida en comunidad, los propietarios no están interesados en vender. La experiencia de la llegada de edificios no siempre ha sido positiva, dice.

"La construcción de edificios ha bajado la presión del agua. En el sector de Irarrázaval, donde estaba el Líder, se va a construir una torre, donde se van a necesitar mínimo 400 estacionamientos. Va a ser un impacto fuerte", explica Talavera, quien llegó a la comuna en 1964.

"Por eso los letreros son para que las inmobiliarias no insistan, porque van una y otra vez, en la semana, el fin de semana, para sacar (a los propietarios) por cansancio. La gente quiere que no los molesten. Es un mensaje de que no van vender por cualquier precio", puntualiza el dirigente.

"Ojalá se terminaran las construcciones de edificios en altura, para que se mantenga este barrio residencial, que es un barrio donde los vecinos se conocen y donde los niños pueden salir a la calle. Con estos edificios, donde nadie se conoce, todos entran y salen, y es un peligro porque la delincuencia también se deja caer", finaliza Talavera.

Zonas Típicas: Último recurso

Frente al avance de las inmobiliarias, algunas agrupaciones ciudadanas se están organizando para aumentar el número de Zonas Típicas en los barrios más apetecidos de Santiago para las construcciones en altura.

Y están intentando que el Consejo de Monumentos Nacionales reconozca patrimonialmente sus barrios, pues al ser denominados como Zona Típica existe una mayor regulación sobre las alturas y los permisos de edificación. Se trata de uno de los últimos recursos que les queda.

Es el caso de la emblemática Villa Frei de Ñuñoa. El conjunto, construido entre 1965 y 1968, conforma un atípico barrio en el que sobresalen sus jardines.

"Por eso queremos que declaren este lugar como Zona Típica, pues este barrio se ha mantenido a través del tiempo. Acá hay mucha calidad de vida y la llegada de más edificios o el Metro no sólo destruiría nuestros parques, sino que acabaría con una villa única en Santiago", explicó a "El Mercurio" Vilma Torres, vecina y miembro del comité que hizo la presentación ante el Consejo.

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