El pasado 3 de julio, encapuchados ingresaron hasta el regimiento Buin para golpear y robarle un fusil de guerra a un centinela.
Harold Castillo, El MercurioSANTIAGO.- En la madrugada del pasado 4 de julio, dos delincuentes perpetraron uno de los asaltos más insólitos de los últimos años: saltaron el muro perimetral del Regimiento Buin, en la comuna de Recoleta y atacaron por la espalda a un soldado centinela, golpeándolo y arrebatándole su fusil marca SIG-542, calibre 7.62, para después huir del lugar.
El caso, que llamó la atención por la temeraria acción de los sujetos, continúa bajo investigación y sin noticias aún de los antisociales que actuaron encapuchados.
Dicho fusil se sumó a una lista de otras 16 armas de guerra que pertenecían a las Fuerzas Armadas y que fueron robadas, hurtadas o extraviadas en los últimos 30 años.
Un informe al que tuvo acceso Emol muestra que la denuncia más antigua data del 18 de agosto de 1983. Se trata del robo de una ametralladora marca MAC, calibre PA900, de propiedad de la Dirección Nacional de Inteligencia del Ejército (DINE).
Si bien la lista entrega información respecto de la marca, fecha y a quien pertenece el artefacto, en muchos casos no se señala el lugar de donde fue sustraído o extraviado.
Eso por lo menos ocurre con seis fusiles robados entre 1992 y 1998, de los cuales cinco pertenecen al Ejército y uno a la FACh.
En la década pasada, el caso más relevante ocurrió el 21 de julio de 2004, cuando fueron robados dos fusiles marca SIG, calibre FC762 y que también pertenecen al Ejército, según el listado.
El 9 de noviembre de 2011 y desde el Regimiento de Infantería N°1 de Coquimbo desconocidos se llevaron un artefacto marca SIG-542, calibre 7.62, mientras que la situación más grave de los últimos años se registró en la mañana del 23 de diciembre del año pasado, cuando un soldado conscripto sustrajo cuatro fusiles con sus respectivas municiones.
Éstos son marca Famae -de calibres 7.62 y 5.56- y fueron sacados desde el Regimiento Reforzado N°24 Huamachuco de Arica. Todos aún se mantienen como pérdidas vigentes en el catastro de la policía uniformada.