SANTIAGO.- Presentando las declaraciones de los padres de las presuntas víctimas, la fiscalía metropolitana Sur pidió este martes la prisión preventiva en contra del sacerdote John Joseph O'Reilly, durante su formalización de cargos en el Cuarto Juzgado de Garantía de Santiago.
Los testimonios de los progenitores de las dos alumnas del Colegio Cumbres, donde se desempeñaba como asesor espiritual, fueron expuestos por el persecutor Matías Moya tras comunicar los cargos contra el sacerdote por abuso sexual en carácter de reiterado: el primero de ellos cometido entre 2007 y 2009, y el segundo, entre 2010 y 2012.
Durante la exposición del Ministerio Público, el fiscal Matías Moya aludió a diversas declaraciones prestadas que -a juicio del ente persecutor penal- son fundamentales para entender el contexto en que ocurren los hechos.
En relación a la menor de las víctimas, de inicial J., atestiguaron dos de sus profesoras jefes que confirmaron que la alumna era retirada constantemente por el sacerdote sin un protocolo preestablecido para hacerlo.
La madre, por su parte, detalló que dichos actos no eran aceptados por ella y, por lo mismo, en varias ocasiones acudió al colegio para prohibir que su hija acudiera a la capilla o a la oficina de administración en compañía del religioso, ya que le parecía muy extraño.
Lo anterior fue respaldado por testimonios de apoderados, quienes aseguraron haber visto en varias oportunidades a la presunta víctima con el legionario de Cristo y, por tanto, al momento de conocer la denuncia que pesaba en contra de O'Reilly, siempre atribuyeron que se trataba de la menor anteriormente descrita.
En la instancia, la parte querellante exhibió además el video de la declaración de la niña ante la psicóloga del Cavas, donde ella menciona el juego que tenía con el "padre John" y que consistía en la introducción de dulces en su pantalón que luego, para encontrarlos, debía bajarselos.
También mencionó que el religioso era su mejor amigo y, por lo mismo, nunca habló de los juegos con el capellán por miedo a que lo expulsaran del colegio.
El fiscal Moya, por tanto, agregó los dichos de una testigo protegida, quien fue ex alumna del Colegio Cumbres y que prestó declaración en forma voluntaria una vez conocidos los hechos.
En su testimonio, la mujer reveló que en 1995, cuando ella cursaba cuarto básico, en una oportunidad mientras se confesaba, el sacerdote le tomó la mano izquierda y se la llevó a los labios, cerrando los ojos y aprentándola con su boca, acto que le fue incomódo y extraño.
Se espera que en los próximos minutos el querellante José Ignacio Escobar exhiba un informe psicológico del sacerdote desfavorable para el imputado.