SANTIAGO.- "Se me vino el mundo abajo". Así resume José Luis Cares Mancilla (35) el momento en que efectivos de la Policía de Investigaciones lo detuvieron por su supuesta responsabilidad en una violación ocurrida el 14 de junio de 2012 en la comuna de La Pintana.
"Pasé seis meses en la cárcel por un delito que nunca cometí y ese tiempo perdido de mi vida nadie me lo va a devolver", señala hoy a Emol , casi ocho meses después de recuperar su libertad, luego que el Ministerio Público comunicara al 15° Juzgado de Garantía su decisión de no perseverar en la causa al acreditarse su inocencia en los hechos imputados.
El caso de José Luis, que permaneció en prisión preventiva en el módulo 37 del penal Santiago Uno, se suma a otros 28 que hoy son exhibidos en el portal web del "Proyecto Inocentes", iniciativa de la Defensoría Penal Pública, cuyo objetivo es ofrecer un espacio de reparación para los afectados por errores del sistema de persecución penal.
"Pensaba que quizás no iba a poder probar mi inocencia, a veces me imaginé que no iba a salir más de la prisión, pero en otras ocasiones era más optimista", relata, añadiendo que "en el fondo siempre tuve fe en que don Leonardo Brusi (su defensor) me iba a sacar de la 'peni'".
Su detención
Todo sucedió la noche del 14 de junio de 2012 cuando Cares Mancilla fue abordado repentinamente por la PDI. Como todos los días, había terminado su jornada laboral como recolector de basura en Maipú y antes de llegar a su casa pasó a beber unas cervezas junto a otro compañero.
"Estábamos tranquilos tomando cuando vi a pasar a los 'ratis'. Luego se devolvieron, me pidieron mi carné (de identidad), no lo tenía, entonces tuve que acompañarlos hasta el cuartel", cuenta.
Después de estar casi dos horas retenido llegó una detective que lo apuntó con el dedo y lo sindicó como el culpable de la agresión sexual denunciada horas antes por una mujer en dependencias de la Brigada de Investigación Criminal (Bicrim) de La Pintana.
Luego supo que fue la víctima –a la que asegura que nunca conoció– quien, tras presentar la denuncia, lo reconoció como el agresor. Los funcionarios policiales la acompañaron hasta el lugar donde permanecía el trabajador para luego capturarlo por el delito de violación.
"En el momento no supe por qué me estaban deteniendo, me esposaron, me tiraron al suelo y entre siete policías empezaron a pegarme patadas y a decirme violador tal por cual", detalla.
"Les dije que no tenía nada que ver y obviamente los insulté porque tenía rabia. Incluso, al día siguiente, cuando me sacaron para llevarme al control de detención, uno de ellos me dijo 'si eres inocente, da la cara', cosa que hice ante toda la prensa que me estaba esperando", agrega.
Una vez en el tribunal, la Fiscalía Sur le comunicó que era investigado por violación y solicitó su prisión preventiva por considerar que su libertad era un peligro para la seguridad de la sociedad, fijándose un plazo de 90 días para las indagatorias.
Entre los antecedentes que presentó el Ministerio Público estaba la declaración de la víctima y el reconocimiento de ésta a su agresor. Lo anterior fue suficiente para que la justicia determinara que existían evidencias para suponer la responsabilidad de Cares en el ilícito y lo privó de libertad.
150 días tras las rejas
El módulo 37 de Santiago Uno fue su casa por 150 días. Hasta allí, todos los lunes llegaba su mujer -con quien vive hace 16 años- y sus cuatro hijos. "Hasta mi papá iba a verme en silla de ruedas, también aparecía mi mamá. Todos me apoyaron desde el primer día, creían en mi inocencia y eso para mí fue muy importante", recuerda.
Sin embargo, en ese periodo su familia sufrió episodios de discriminación y sus niños continuamente eran víctimas de burlas en el colegio.
Mientras José Luis cumplía con la medida decretada por el tribunal, paralelamente su defensa ordenaba pericias, muestras de ADN y la toma de declaración de testigos que respaldaban la versión de Cares.
"Eso fue fundamental, porque mis compañeros dijeron que a la hora en que había pasado todo yo estaba trabajando en Maipú", señala. Su abogado agrega que "fue la muestra de ADN la que descartó cualquier responsabilidad en los hechos, además de las fotografías que evidenciaron que no tenía las cicatrices en los antebrazos que la víctima describió en la denuncia".
Con todo lo anterior, Brusi solicitó revisar la prisión preventiva de su representado, la que fue levantada por el tribunal "que además consideró que José Luis nunca debió haber permanecido en prisión".
El fallo fue ratificado por la Corte de Apelaciones y, dos días después de los alegatos, la Fiscalía Metropolitana Sur comunicó su decisión de no perseverar.
"Cuando salí de la cárcel fue una emoción tan grande que se me caían las lágrimas", afirma.
Tras lo ocurrido, su abogado hoy estudia la posibilidad de presentar acciones legales en contra el Estado, amparándose en el nuevo proyecto de la Defensoría Penal Pública.
Cares Mancilla regresó a su trabajo dos semanas después de recuperar su libertad y retomó su labor de recolector de basura que desempeña hasta hoy en la empresa ENASA S.A.
"Tuve la suerte de que no me dieron la espalda, pero insisto, los seis meses que perdí en la cárcel y el dolor que pasó mi familia, nadie lo va a poder reparar".
El "Proyecto Inocentes" busca abrir el debate sobre los errores en la persecución penal y generar mejores prácticas de parte de los actores del sistema, así como dar un espacio público -en su página web- a quienes han sido injustamente privados de libertad por delitos que no cometieron. A la fecha, en el sitio ya hay registro de 29 casos.