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Ribera del río Mapocho se transforma en punto estratégico de las protestas en Santiago

Deudores habitacionales, estudiantes y trabajadores han convertido su lecho en el lugar ideal para visibilizar sus demandas. Sepa por qué se atrincheran bajo el puente Pío Nono y cómo se vive una huelga en ese lugar.

05 de Octubre de 2013 | 10:28 | Por Felipe Vargas Morales, Emol

SANTIAGO.- Para los cientos de transeúntes que cruzan a diario el Puente Pío Nono, ver banderas chilenas, fogatas y gente instalada en campamentos en la ribera norte del río Mapocho se ha convertido en un hecho habitual, tanto como la presencia de vendedores ambulantes, carros de sopaipillas y la feria artesanal del sector.

Lo que antes se veía como un acto de osadía y desesperación, hoy se ha transformado en un símbolo de resistencia y en una buena vitrina para exponer distintas demandas sociales, desde que en mayo de 2009 un grupo de deudores habitacionales de Andha Chile se atrevió a bajar al lecho del principal curso fluvial de la capital.


Luego del dramático desalojo ocurrido el viernes 19 de junio de ese año, en el que casi un centenar de manifestantes de la agrupación -que permanecían hace 45 días en la ribera-  fueron sacados a la fuerza por parte de Carabineros, el lugar se convirtió en una especie de plaza pública para protestar contra la autoridad.

Así lo recuerda la actual candidata presidencial del Partido Igualdad y en ese entonces líder del movimiento, Roxana Miranda, quien asegura que dicha manifestación "marcó un hito, una nueva forma de protestar. Pero antes de eso hicimos varias protestas que tenían de cabeza al Gobierno, por eso fue tan brutal el desalojo".

Miranda estuvo a cargo del campamento que se instaló en esa ocasión y hoy la recuerda como "una experiencia fuerte, pero también gratificante, porque la acción fue sumamente mediática. Esa protesta sirvió para que la problemática nuestra saliera al mundo, así que tengo los mejores recuerdos de esos días de lucha".

Tras la batalla de Andha Chile, fueron los estudiantes de la ACES quienes, en el contexto de la movilización estudiantil de 2011, bajaron al río como una forma de radicalizar las protestas que copaban la Alameda en esos días. El resultado fue similar: complicar a las autoridades y amplia cobertura de los medios de comunicación.


Siguiendo ese ejemplo, en agosto de este año, los trabajadores de Correos de Chile decidieron quedarse día y noche bajo el puente en medio de una huelga nacional. El dirigente sindical Claudio Vásquez sostiene que "el campamento fue fundamental para causar conmoción y lograr una solución a sus demandas".

A juicio de Vásquez, las actividades en el Mapocho "fueron importantes para unir a los trabajadores" y mostrar a la ciudadanía que las filas estaban cerradas detrás de la causa. "Había gente de todos los sindicatos, mujeres, y fue bien especial, porque recibimos un apoyo importante de la sociedad", afirma.

¿Cómo se vive al lado del río?

Hoy, son los trabajadores de la cadena de supermercados Monserrat quienes se encuentran parapetados bajo el Pío Nono. Este sábado cumplen 42 días en huelga y hace 12 jornadas decidieron instalarse en el lugar. Reclaman aumentos de sueldo, alza en la gratificación legal y un bono de término de conflicto, pero hasta ahora no han recibido respuesta.

En total, son 478 trabajadores en paro, entre los cuales hay supervisores, cajeros, carniceros, panaderos y verduleros que llevan más de 25 años en la empresa. Sin embargo, son ocho los que permanecen estoicos al lado del río para visibilizar sus demandas, incluido uno que está en huelga de hambre hace una semana.


"Llevamos 42 días en huelga y al segundo día fuimos a los canales de televisión y no nos pescó nadie. Entonces uno piensa cómo puedo hacer que esto sea público, que un ciudadano común y corriente sepa nuestras demandas y que hay trabajadores que están sufriendo por algo justo", explica Javier Rubio, dirigente sindical de la empresa.

Rubio reclama que "hay que llegar al punto de denigrar tu esencia de ser humano, venir a quedarse a un río para poder ser tomado en cuenta. Pero por eso estamos aquí, lo que buscamos es la cobertura para plantear nuestras demandas y que la gente entienda".

Sentados en un "sillón" armado con maderas y cartones alrededor de una improvisada mesa, los trabajadores cuentan las dificultades y anécdotas que han vivido en estas dos semanas en el Mapocho.


"No es ilegal estar acá, pero es peligroso. En este puente circula mucha gente y de lunes a domingo se ven muchos asaltos. También están los que se quieren matar, el otro día se tiró abajo un francés que pensó que era una fiesta y otro quedó colgando, además se ven hartas historias sexuales", revela Ignacio Sánchez, jefe de verdulería, quien agrega que el frío, la dureza del piso y los ratones también complican su "estadía".

Él está a cargo del campamento, pero todos cumplen alguna función. "Hacemos vigilancia por turnos hasta las 5 de la mañana. La alimentación es solo té, café y pan y de repente algo que nos traen preparado, porque acá no podemos cocinar. Juntamos monedas que nos tira la gente y con eso paliamos la huelga".


De hecho, tienen instalado una especie de karaoke en uno de los muros para que los transeúntes participen y colaboren con alguna moneda.


Estando en el río han logrado el apoyo de dirigentes estudiantiles, han sido contactados por los presidenciables Marcel Claude y Roxana Miranda, recibieron medicamentos donados por los funcionarios de la Posta Central y fueron visitados por la directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos, Lorena Fries, pero en el corto plazo también esperan recibir una solución por parte del supermercado. "Ese es el objetivo final", concluyen.

Gabriel Salazar, Premio Nacional de Historia: "El Mapocho es un lugar estratégico"

El destacado historiador Gabriel Salazar asegura que la idea de utilizar el lecho del río Mapocho como lugar de protesta "es una innovación que introdujeron los estudiantes por los años '60, especialmente de la escuela de Derecho de la Universidad de Chile. Era una mezcla de protesta contra la policía, pero también expresión de su propio carnaval y fiestas".

Explica además que "últimamente ha sido un lugar de protestas por varias razones, porque ahí no entra ni el "guanaco" ni el "zorrillo". Entonces, tiene una gran ventaja en ese sentido, además que es mucho más notorio. No tiene porque ser masivo y llama mucho la atención, de ahí que sea un lugar privilegiado para protestar".

"Para la policía es más complicado bajar ahí y reprimir, tomar presos y subirlos, entonces por esa razón yo creo que se está convirtiendo en un lugar de protesta, porque la Alameda o antiguamente la Plaza de Armas fueron progresivamente dominados por los aparatos de lucha de la policía", agrega.

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