Figuras destapan anécdotas que marcaron su práctica profesional

En mi primera práctica me evaluaron con un siete. Después realicé una en la Asistencia Judicial de Puente Alto. Me derivaron 120 causas, la mayoría vinculadas a delitos cometidos por personas con prontuario. Eso implicó visitar la cárcel. Me marcó mucho ver una gran cantidad de casos por abusos deshonestos. Tuve muchísimos conflictos internos, porque a veces te toca defender a personas culpables. Pero ahí aprendí algo muy importante de mi profesión: Uno no busca que el acusado salga libre, sino que se le aplique la pena correspondiente.

Estudié en la Universidad Católica e hice una práctica previa, pero por la contingencia política no la pude terminar porque me tomaron detenido. Después entré a la práctica en la Corporación de Asistencia Judicial en 1976 y tuve más de 100 juicios durante ese verano. Se presentó la oportunidad de alegar por primera vez en la Corte de Apelaciones y recuerdo que me preparé mucho. Después se suspendió el alegato y los ministros de la Corte me dijeron que no había sido necesario, así que mi performance no se pudo concretar a pesar de haberme preparado tanto.

Mi primera práctica como estudiante de economía fue en Libertad y Desarrollo, donde me tocó ser el ayudante de Rosana Costa en temas de presupuesto. Estaba en segundo año de la universidad y recuerdo que ella fue bastante dura y exigente conmigo. Diez años después nos hicimos buenos amigos y le pregunté por esa práctica. Me confesó que Cristián Larroulet le había encargado darme un estricto entrenamiento.

Hice la práctica en la Municipalidad de Cerro Navia durante 1996, año en que se implementó la Fundació