SANTIAGO.- Disfrutar de una cena en medio del desierto más árido del mundo, con un chef francés y con todas las comodidades de un restaurant de lujo parece algo difícil de realizar.
Pero es precisamente lo que ha logrado el Glamping, que no es otra cosa que acampar con glamour o lujos, actividad que en los últimos años ha ido tomando fuerza en Chile entre quienes optan por vivir una experiencia nueva en medio de la nada.
Uno de sus impulsores en Chile es Rafael Pizarro, gerente de operaciones de Adventure Camp, quien tras dedicarse por cerca de una década a levantar campamentos en el rally Dakar, comenzó a desarrollar este tipo de servicios.
Aprovechando su experiencia en el tema, para la última competencia del deporte motor -realizada en Argentina, Bolivia y Chile- instaló varias carpas para un grupo de extranjeros, que gozaron de lo que a su juicio es la verdadera esencia del Glamping, con un servicio integral.
"Armé un campamento para 14 holandeses en medio de la nada misma. Tenían cocina de primer nivel, vinos de primer nivel, o sea siempre apostando a eso, al servicio premium, no quedándonos en la tienda de campaña nada más", comenta.
"La experiencia de este año en el Dakar fue brutal. Tomar un avión en Amsterdam y llegar a Copiapó y en la noche dormir en el desierto, es un shock cultural bestial. Los 14 holandeses parecían niños con zapatos nuevos. No la podían creer. Ese tipo de cosas te quedan marcadas. Son experiencias novedosas", resalta.
Pizarro enfatiza que el Glamping que él desarrolla considera preferentemente las peticiones que pueden hacer los usuarios que buscan vivir algo nuevo.
El servicio, cuyo paquete básico para un grupo de 15 personas -3 días/1 noches- cuesta US$ 1.380 todo incluido, "es un producto muy a la medida, lo que nos pida el cliente yo se los doy. Mientras estén los recursos para hacerlo, no hay problema. Quiere una llegada en helicóptero, perfecto llegas en helicóptero, con música en vivo, charlas astronómicas. Lo que haga falta, se hace", comenta.
Otro de los aspectos clave que considera Pizarro es que "aquí la gente no para. Por ejemplo los llevamos a comer a 4 mil metros de altura y en medio del lugar los están esperando un chef con una mesa puesta… las personas no se la pueden creer".
"Nuestra apuesta es ir a sitios donde no haya gente. Lo que nos gusta dar es algo distinto. En San Pedro de Atacama está el cráter Monturaki y que no va nadie. Entonces ese tipo de cosas nos interesa dar. Pensar que puedes comer en un cráter".
Y no sólo turistas chilenos y extranjeros son quienes acuden a este servicio. En el último año creció fuertemente el mercado de las empresas, las que buscan un lugar alejado de todo para realizar un coaching a sus trabajadores. "Es un sitio que es perfecto, porque estás al lado de la nada y hay cero distracción".
El "reto" del campamento
Las complicaciones están a la vista asegura el gerente de operaciones de Adventure Camp y vienen dadas principalmente por las condiciones climáticas y geográficas del desierto, por lo que sólo se recomienda pasar un periodo de tres días y dos noches, para que las personas "se vayan con ganas y no cansadas".
A ello se suma la parte operativa y logística de los campamentos que "en general siempre es complicada". "Todo es un reto, porque debes darte cuenta que si falta una botella de vino, fallas. No puedo ir a comprarla a San Pedro de Atacama", precisa, aunque asegura que nunca han tenido cosas que se hayan salido de las manos. "Hay que tener cuidado con las cosas que prometes".
Para que todo salga dentro de los plazos acordados, en la instalación de las lujosas carpas, trabaja un grupo compuesto por entre 13 a 14 personas, incluyendo a lugareños indígenas de la comunidad de Peine, que son los que finalmente autorizan el funcionamiento del camping.
En Adventure Camp esperan poder llegar a la zona sur en la próxima temporada estival. La idea, comenta Pizarro, es seguir "aterrizando las locuras que uno tiene", pero en otras partes de Chile. Por mientras, sus clientes "seguirán durmiendo en una carpa, de muy de puta madre, aunque en el Desierto de Atacama, a 2.500 metros de altura".