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Los 10 minutos de "horror" de víctima de asalto que incluyó abuso sexual en Las Condes

"No es porque uno sea mujer, pero la agresividad fue horrible. Entiendo la adrenalina que deben haber sentido en ese minuto (...) Subían, bajaban, tiraban cosas. El cabro chico me dijo 'te voy a matar'", relató a Emol la afectada.

02 de Marzo de 2014 | 09:47 | Por Eric Ulloa Morales, Emol

SANTIAGO.- Pide no revelar su identidad. Lo ocurrido el lunes último en su casa en Las Condes la tiene sin dormir. "El miedo no puede olvidarse, pero no sé cómo voy a poder vivir con este miedo. Puedo tenerlo porque me asalten o roben algo, pero esto fue una violación a mi persona, a mi familia y a nuestra integridad", dice.


Francisca (nombre cambiado) guarda silencio y cierra los ojos. Mueve el cuello, levanta la mirada e inicia un relato que involucra a cuatro hombres que nunca antes había visto: Boris Díaz Díaz (22), Félix Gutiérrez Soto (18) y Manuel Collinao Fajardo (22) y J.J.A.P. (16).


"Mi hermana estaba afuera con su ex, estos hombres cruzaron la calle y los metieron a la casa. A ambos les taparon la boca, los arrastraron muy agresivamente. Ahí tiraron a mi hermana al suelo y fue cuando se le levantó el vestido... el niñito de 16 pasó sus manos por... no sé en qué orden, pero le tocó la entrepierna, el pecho, agarrones y le metieron los dedos en la boca", recuerda nerviosa a Emol, agregando que incluso, en el sector del lavadero, éste agarró un destornillador y se lo puso a ella bajo el cuello, mientras le gritaba "¡te voy a matar!".


Guarda silencio y prosigue con más detalles: "En ese momento, yo estaba en la parte de abajo de la casa (el primer piso está bajo el nivel de la calle). Lo que ella cree, porque estuvo bastante atacada, es que estuvieron con ellos unos 5 a 7 minutos. Después bajaron corriendo dos de los hombres y detrás de ellos, el cabro chico con mi hermana agarrada del pelo y brazos. Y ahí nos dejaron sentadas en un sillón a los que estábamos. Al poco rato bajaron al ex de mi hermana. Venía amarrado de muñecas, tobillo, venía vendado. Nos quedamos sentados, obviamente no podíamos entrar en pánico, no podíamos hacer nada".


"Mi otra hermana se había terminado de bañar y la trajeron en toalla (...) El menor era el que estaba parado cuidándonos. Conmigo no fue el más agresivo, pero con mi hermana sí, a él le dio con ella (...), le decía al oído 'shhhhh, tranquilita' (cierra los ojos). Me da asco pensar en eso. No sentí miedo, mi cuerpo se apagó, no sé cómo explicarlo (...) Pescaron todo, se fueron corriendo y prácticamente le fui pisando los talones al más chico que fue el último que subió", añade.


Bloqueo emocional


Francisca asegura que al ver escapar a los delincuentes su cuerpo "seguía en off. Yo creo que puede ser que en mi interior tenía tanto pánico que sabía que el más mínimo desliz, grito o algo, podían haber seguido golpeando o haber seguido toqueteando a mi hermana o hasta haberla violado".


"Cuando pusieron marcha atrás para irse, dejé la reja abierta, me devolví y pegué un grito 'mamaaá'. Ella estaba en la terraza, no sé cómo no se dio cuenta de nada. 'Nos asaltaron', le dije. Después salí corriendo a pata pelá, subí al auto y partí a la 47ª Comisaría. Entré, pasé el papel con la patente anotada (del auto robado que pertenecía al abuelo del ex pololo de su hermana) y dije palabras claves: 'Cuatro hombres, armados, asalto'. Avisaron y a los dos minutos se escucha por radio 'interceptamos, se inicia persecución' en avenida Francisco Bilbao con Padre Hurtado", relata.


Allí, los delincuentes iniciaron su fuga, que incluyó balazos contra los neumáticos por parte de los uniformados. Tras varias cuadras recorridas, los delincuentes chocaron contra un poste en la esquina de Escultora Matta con Helsby, siendo capturados a un par de metros del lugar.


"Me quedé unos minutos en la Comisaría. Después volví a mi casa y había cinco motos y dos autos de seguridad, paramédicos, un retén móvil y vecinos nuestros. Me bajé a pata pelá y ahí fue cuando sentí miedo. Ahí entendí el calibre... Estaban con la pistola así (apunta contra su cabeza). Uno tenía pistola, los otros andaban con algo escondido en los pantalones, no sé si eran cuchillos...", grafica mientras sus manos comienzan a temblar.


Excesiva violencia


Y plantea: "No es por un tema de que uno sea mujer, pero la agresividad fue horrible (respira angustiada). Entiendo la adrenalina que ellos deben haber sentido en ese minuto (...) Ellos sabían lo que estaban haciendo, no sé si lo habrían tenido planeado de antes, pero cada uno sabía su rol".


"A mí me dio mucha rabia, porque mi hermana estaba tan mal cuando tuvo que hablar con el fiscal (...) La tocaron, le apretaron la cara contra la muralla y le decían 'rubiecita linda, rica'. ¿Sabes lo que causa eso en una niña de 16 años? (se llenan sus ojos de lágrimas) ¡16! cuál es la idea. No sé si venían ya con la intención de ser tan agresivos. Nos quedamos todos calmados, todos sentados, nadie gritó. Pero ellos decían 'cállate, cállate'. Subían, bajaban, tiraban cosas. Más allá de eso, el cabro chico me dijo 'te voy a matar'", agrega.


"El que tenía la pistola, que era el más grande, como yo preguntaba todo el rato '¡¿dónde está mi mamá?!' me pegó un manotazo con la parte de atrás de la mano (...) Al ex de mi hermana le dieron golpes desde que lo tomaron en la reja y sólo lo dejaron tranquilo cuando lo dejaron en el sillón. Lo sentaron al lado mío, venía tiritando. Lo agarré y le dije 'tranquilo, soy yo'. Le pusieron tres puntos en la cabeza porque le pegaron con la pistola, tiene marcadas las muñecas, las piernas, tiene moretones, rasmilladuras en la espalda", detalla.


Sobre su hermana abusada dice que "está tan consternada que todavía no llega a la casa. No sé cuándo lo hará, no quiere entrar. Traté de hablar con ella, pero no puede, sólo llora".


Esa vulnerabilidad la estremece. Toma aire y confiesa: "Yo no he dormido nada... Ahora me está cayendo el peso de lo afectada que estoy... no lo había asimilado antes (...) Me da rabia. Si el menor estuviese encerrado, yo podría dormir. En verdad no voy a estar tranquila".

Proceso judicial

Al día siguiente del asalto, el Cuarto Juzgado de Garantía decidió dejar en prisión preventiva a los tres adultos involucrados, Boris Díaz Díaz, Félix Gutiérrez Soto y Manuel Collinao Fajardo, y decretar arresto domiciliario para el menor, de iniciales J.J.A.P.

La medida cautelar contra el adolescente fue considerada "insuficiente" por Jorge Robles, abogado defensor de las víctimas, razón por la cual apelará ante la Corte de Apelaciones de Santiago para que se decrete la intervención provisoria del adolescente.

No obstante, el miércoles último presentaron querellas por robo con violencia contra los tres adultos y por robo con violencia y abuso sexual consumado para el menor. Un día después, el municipio de Las Condes presentó la misma acción judicial.

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