Madre relata cómo el cura Joannon intentó convencerla de dar a hijo en adopción

SANTIAGO.- "Te conozco maldito, mil veces maldito", escribió Rosita Báez Vilches el 16 de abril pasado en un sitio de internet que replicaba la noticia sobre las adopciones irregulares realizadas en los años 70 y 80 y que fue revelada por el portal de investigación Ciper.

Sus palabras evidenciaban la rabia con la que vivió durante los últimos 36 años tras conocer al sacerdote de los Sagrados Corazones Gerardo Joannon, actualmente suspendido en el marco de la investigación ordenada por la congregación por su presunta participación en una red de adopciones ilegales.

"Lo busqué mucho porque quería encararlo", cuenta a Emol la mujer, a quien el religioso -según ella misma detalla intentó convencerla de dar al hijo que esperaba cuando tenía sólo 19 años.

Su historia se remonta hasta 1978, cuando debió enfrentar la maternidad sola y sin apoyo del padre de su pequeño. Oriunda de Los Andes, Báez debió viajar a Santiago para tratarse una hemofilia y un embarazo de alto riesgo en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile, donde finalmente nació su hijo.

Allí, en el recinto de Independencia, comenzó su drama cuando –recuerda- un sacerdote "carismático y muy convincente" la acogió para resguardarla de su complicada situación.

"Llegué el 9 de mayo para internarme y tener a mi guagüita, y como estaba sola, él se acercó, me habló y me aconsejó dar en adopción a mi niñito porque no estaba en condiciones de cargar con un hijo", asegura.

"Desde la primera vez que lo vi me habló mucho, él (Joannon) tenía mucho 'enganche' y yo era muy tímida. Era bastante ignorante, pero también muy católica y por lo mismo escuché al curita", agrega.

"Me decía que lo pensara, que era lo mejor, que no podía cuidar a mi pequeño y que él podía hacer que el trámite fuera rápido y expedito con la ayuda de abogados", describe.

Sin embargo, cuenta que dichas conversaciones "se tornaron cada vez más incómodas y comencé a temerle porque sentía que podía quitarme a mi hijo en cuanto naciera".

De acuerdo a su testimonio, antes del nacimiento Joannon visitó constantemente la maternidad, actos que provocaron desconfianza y "pánico" en ella.

"Me preocupé de que al momento del parto estuviera sola y estuve pendiente que no me separaran de mi guagua, estaba convencida que me la podían quitar y eso era exactamente lo que yo no quería", afirma Baez.

Y agrega: "Para mí fue muy doloroso porque el padre te acoge con un fin, él era un hombre muy convincente, tenía un desplante muy grande y un carisma especial para llegar a las personas, pero finalmente sentí que fue un acoso que se prolongó hasta que salí del hospital".

Recuerda también haberlo visto a diario rondando la maternidad del hospital, al menos durante el periodo en que permaneció internada antes de recibir el alta médica con su hijo y regresar a Los Andes, donde vive hasta hoy.

"Desde ese día es que nunca pude recuperarme del miedo y la desconfianza que generó en mí ese cura. Por eso cuando me sentí capaz de encararlo, tiempo después, intenté ubicarlo, pero no di con él", sostiene.

"Ahora que ya se conoce todo, siento que puedo sellar esta historia porque además no fui la única que vivió algo tan espantoso", concluye, al tiempo que asegura que ayudará en todo cuanto sea necesario para aclarar los actos de adopciones irregulares que, además, derivaron en una investigación fiscal tras la presentación de la querella del Sename.

Mientras tanto, la Iglesia Católica realiza una indagatoria a cargo del sacerdote salesiano David Albornoz, quien ya ha citado a todo los cercanos a la familia de las víctimas para establecer si hubo responsabilidad de Joannon en las entregas irregulares de recién nacidos.