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Apoderados de colegio que sortea cupos explican cómo hijos logran alto rendimiento

La Reforma Educacional busca acabar con la selección de alumnos en escuelas que reciban fondos estatales. El establecimiento San José de Lampa usa tómbola para llenar matrículas, y le ha dado resultado. Pero ésta no es la única razón de su éxito.

25 de Mayo de 2014 | 09:32 | Por Leonardo Núñez, Emol

SANTIAGO.- Hace cuatro años y con muchas dudas, Teresa Herrera, madre de una alumna de quinto básico, llegó al sorteo de matrículas del Colegio San José de Lampa. Las posibilidades de salir elegida en la tómbola eran muy bajas por la cantidad de postulantes, y el establecimiento tenía fama de ser muy exigente en lo académico.

En caso de ganar el sorteo, no sabía si su hija iba a soportar tal disciplina. "Estaba indecisa con que la niña viniera a este colegio. Me habían dicho que era demasiado estricto", recuerda después de dejar a su hija en clases.

Hoy Teresa no se arrepiente de la decisión. Agradece que la bolita con el número de su hija, haya sido una de las elegidas por la directora del Colegio San José. Dice que fue la puerta de entrada a un tipo de educación que ella no tuvo y que difícilmente le hubiera podida dar a su hija en una comuna como Lampa, una de las más pobres de la Región Metropolitana.

El debate por la selección


La reforma propone que si en los colegios la demanda de cupos supera a la oferta, se dará prioridad a los estudiantes que tengan hermanos en el colegio, a los que sean hijos del personal y a quienes vivan en las cercanías del establecimiento. En los casos restantes, la selección se efectuará al azar.

Los tres colegios de la Fundación Astoreca (San Joaquín, en Renca, San José y San Juan, en Lampa) fueron pioneros entre los particulares subvencionados gratuitos en innovar en esta materia.

En 2008, al adherirse a los requerimientos de la Ley de Subvención Escolar Preferencial, decidieron sortear en tómbolas los cupos disponibles que no eran usados por los hermanos e hijos de ex alumnos y funcionarios.

Los buenos resultados obtenidos generan una alta demanda de ingreso. De hecho, el día que se realiza el sorteo público de los escasos cupos, éste es seguido por cientos de padres e hijos. Los pocos que celebran contrastan con las decenas de caras de decepción que quedan afuera.

Este proceso de ingreso le ha dado fama al colegio, pero no agrada del todo a la comunidad escolar. Apoderados y autoridades se quejan de que el foco se ha puesto en la tómbola, pero que al final éste es sólo un mecanismo para dirimir la matrícula, y que no tiene relación con calidad de la educación que se imparte.

"Este mecanismo lo copiamos de afuera. No inventamos la rueda. Pero a nosotros nos interesa la calidad y mientras eso conviva, da lo mismo el sistema y la forma de entrar. Mientras el colegio sea de calidad, no importa cómo entren los niños al colegio, por orden de llegada o tómbola", explican al interior de la institución, recordando que antes de optar por este mecanismo inspirado en los colegios de Estados Unidos, los establecimientos de la fundación también seleccionaban e igual obtenían buenos resultados en pruebas de medición.

"Si todos los colegios se esforzarán por dar calidad, la forma de selección no sería debate hoy", agregan.

Según señala la directora académica de la fundación, Ximena Torres Rodríguez: "Mientras más compleja fuera la situación de un niño, ese era el niño que queríamos tener y trabajar con él, porque ese es el foco nuestro".

Las claves del éxito

Para la Fundación Astoreca los profesores son unas de las principales herramientas de su proyecto educativo.

Como no tienen recursos para contratar a docentes con 10 años de experiencia, buscan entre los recién egresados de las mejores universidades a los que compartan el proyecto y los capacitan para que den lo mejor de sí en el aula.

Todos los años la fundación destina un periodo para capacitar a sus profesores en distintas áreas y de acuerdo a las necesidades que tienen sus colegios. "Si estamos débiles en números, por ejemplo, se les busca un taller, junto con hacerles un acompañamiento en la sala de clases".

Además la dirección está cien por ciento enfocada en lo académico, y no en temas administrativos. "El profesor siempre está preocupado de sus clases y se hace cargo de sus alumnos. No hay excusas como que la familia no se preocupa o la mamá no ayuda. El alumno debe aprender", explican.

Los apoderados, por su parte, destacan la relación con los docentes. "Ayudan harto a los niños. A los que les cuesta aprender, les hacen reforzamiento. Hace tres años que mi hija tiene cursos especiales de matemáticas. Cuando les digo que yo no entiendo para ayudarla en la tarea, me dicen que no me preocupe, 'organicémonos, las voy a ayudar lo que más pueda'. El colegio es como mi segunda casa, porque yo también participo de actividades, como la pastoral", cuenta Teresa Herrera.

"Mi hija también entró por sorteo. Y se nota la calidad. Los profesores nunca dejan solos a los niños e incentivan a los padres para que no dejen a los niños solos", explica Jorge Román.

Otro apoderado, José Báez, destaca que se nota la diferencia. "Tengo otra hija que no pudo ingresar, porque para su nivel se producen uno o dos cupos al año, y no está tan adelantada en la materia. Acá hay talleres, la biblioteca está abierta todo el año, hay reforzamiento y los padres participamos: estamos ayudando para la construcción de un gimnasio. No es sólo la tómbola, es todo", asegura.

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