SANTIAGO.- El juez Carlos Cerda (70) juró esta tarde como nuevo miembro de la Corte Suprema, en medio de aplausos de sus pares, funcionarios del Poder Judicial y familiares de víctimas de la dictadura.
El presidente del máximo tribunal, Sergio Muñoz, señaló que Cerda "ha nacido para ser y será uno de los mejores jueces de la República". Además, destacó el "apego y constante lucha" del magistrado por "los derechos de todas las personas".
Tras asumir, Cerda -quien logró 30 votos en el Senado para integrar la Suprema luego de ser propuesto por la Presidenta Bachelet- agradeció la ovación y las palabras de Muñoz y prometió "contribuir a que la verdad brote jurisdiccionalmente en esta tierra".
Asimismo, al término de la ceremonia y en diálogo con la prensa aseguró que jamás se ha sentido postergado, debido al tiempo que demoró su llegada a la Suprema.
"En las instituciones hay sistemas de calificación, hubo años en que ese sistema a mí me castigaba porque entendía que no estaba yo al nivel de lo que correspondía en el entendimiento que los jueces superiores en esa época tenían del derecho y de la jurisdicción", afirmó el juez.
En esa línea, sostuvo que nunca tuvo "argumentos" ni pretendió darlos para señalar que estaban siendo injustos con él. "Yo personalmente no me he sentido postergado, lo que no quiere decir que no entienda que en una época en que la ciudadanía juzgó que el Poder Judicial no defendía real y eficazmente los derechos esenciales de las personas, no correspondía calificar mal por esa razón a uno de sus jueces, en ese caso Carlos Cerda", agregó.
Tras ello, señaló que incluso consideraba que eran generosos con la calificación que le habían puesto, "porque yo en verdad me siento muy insignificante en esta tarea y me siento un instrumento de una justicia que va por delante".
Finalmente, sostuvo que desde su perspectiva ser un buen magistrado no es sólo "dictar una resolución, sino que es dictar una resolución con muchos otros atributos, entre otros que sea acogida por la sociedad, entendida y que no divida, lo que no quiere decir que haya oportunidades en que conforme a la fortaleza y la templanza que como virtud nos debe acompañar, debamos dictar resoluciones aunque tengamos conciencia que no van a ser gustadas por un sector de la ciudadanía".
El juez Cerda ingresó al Poder Judicial en 1965 y a fines de 1982 fue designado como miembro de la Corte de Apelaciones de Santiago, la que presidió 20 años después.
Durante su trayectoria indagó causas de violaciones a los derechos humanos, procesando a más de 40 personas por la desaparición de militantes socialistas. En 1986 fue suspendido de su cargo por negarse a aplicar la Ley de Amnistía en el denominado "caso de los 13" (desaparición de 11 miembros del PC y dos del MIR). También investigó a la familia Pinochet, cuando estuvo a cargo del caso Riggs.