SANTIAGO.- Poco más de dos horas de viaje lo separan de Ancud, donde su esposa Joselyn Bahamonde (26) lo espera con sopaipillas acompañada de sus dos "ángeles": Emiliano, de 11 meses, y Montserrat, de 4 años. "Cuando los veo es como una fiesta", dice José Luis Paredes (27).
La historia del carabinero de la 2ª Comisaría de Puerto Montt se hizo pública en junio de 2013, cuando huyó con "Grillito", la pequeña que con su pareja habían cuidado -en calidad de guardadores- por dos años y medio, y a la que el
Sename había ordenado entregar para darla en adopción.
"Todo lo que tuvimos que pasar durante varios meses lo conversamos siempre con mi señora, pero verla con nosotros hace que todo haya valido la pena", afirma hoy a Emol, recordando la fuga de 11 días que protagonizó (14 de junio) con la niña y que lo expuso a ser detenido por secuestro, desacato e, incluso, a perder su trabajo en Carabineros.
A casi un año de esa huida, "recién -confiesa Paredes- le tomo el peso a lo que hice (...) Al subir al bus, incluso, cambié mi nombre y el de mi hija... Tantas cosas (...) Ahora, la gente me dice 'cambiaste muchas cosas, porque demostraste que con ganas y amor se abren las puertas, aunque sea difícil' (...) Nunca pensamos que sería tan mediático. Sólo queríamos que no nos quitaran a nuestra hija".
"Tuve problemas en mi trabajo, pero todo queda chico con lo que pasamos (...) ¿Quién iba a pensar que iba a hacer todo lo que hice por alguien que no tiene ni siquiera mi apellido, que no tiene mi sangre ni nada que ver conmigo (...) Triunfó el amor por mi pequeña", expresa.
"Fue como un renacer"La primera vez que el matrimonio Paredes-Bahamonde vio a Montserrat fue en febrero de 2011, cuando ella tenía 10 meses. En esa época, Joselyn se inscribió para ser "guardadora" y el Juzgado de Familia les entregó su tuición por seis meses.
Así fue como pasaron dos años y medio a su cuidado, hasta la llegada de una orden judicial informándoles que debían entregarla para su adopción. "¡Pero es nuestra hija! -pensamos-. Sentíamos pena e impotencia de que no nos permitieran su tutela por no tener dos años casados. Y decidimos luchar", apunta.
"Fue un peso gigante. Lloramos todo. Mi señora en el hospital por su embarazo de alto riesgo, nos iban a quitar a nuestra niña y podíamos perder a mi hijo. Terrible", reflexiona. Y continúa: "Hubo un antes y un después de que el juez dijera que nos daban la custodia provisoria por un año más, mientras cumplíamos con los requisitos para adoptarla".
"Ahora actuamos con más calma. Fue como un renacer. Estamos enfocados en la familia y en el trabajo. Más unidos. No estamos pensando en qué va a pasar con Grillito, no es como antes... Esta semana fueron a la peluquería y ella a cada rato me decía 'mira mi pelo, papito, míralo'", comenta.
Día del padre especialMontserrat, según Paredes, sigue pensando que "todo es un juego". Cursa prekínder y está en la etapa "de preguntar y conocer todo", dice. "Si sólo falta que termine el trámite judicial (dos años de matrimonio) para que tenga nuestros apellidos y estemos felices".
El día que en que ocurra "con Joselyn nos casaremos por la iglesia y haremos el bautizo de mi hijo y la niña. Será un combo", bromea reiterando que "por ahora estamos abocados a formar nuestro hogar y fortalecer nuestra familia. Ya nos compramos una casita al lado de la de nuestros suegros, que cuidan a los niños. Y a fin de año ya estarán listas las piezas para que cada uno tenga su espacio".
"Queremos tomar todo con calma. Sabemos que cuando Montserrat sea más grande se dará cuenta de lo pasado. Esperaremos una edad prudente para conversarle todo y que conozca también a su madre biológica. A ella le dije 'que cuando la niña tenga una edad prudente, ahí recién podrá tener una relación con su hija. Ahora es confundirla", asevera.
Paredes añade que "el hecho de tenerla junto a nosotros nos ha hecho perder el miedo (...) Ha sido mucho tiempo de espera. Queremos seguir haciendo todo bien, a su tiempo, sin querer meter las patas, es la única forma que las cosas sigan resultando como hasta ahora y podamos estar tranquilos".
"Ahora que está segura, todo lo que nos dice lo recibimos con más intensidad. Llevarla todos los días al colegio, por ejemplo, nos hace sentirnos más papás que nunca. Y el otro domingo (15 de junio) será especial, sobre todo, para mí... Será mi primer día del padre, pleno, y en el que podré decirle sin temor a perderla: gracias hija mía", asegura.