SANTIAGO.- "Al principio yo no sabía nada comparado con mis compañeros de carrera. Ellos en el colegio ya habían visto materia universitaria, les habían pasado anatomía y yo nunca había visto eso, sino que tenía que empezar desde cero", cuenta Carolina Gómez, quien este año entró a estudiar Medicina a la Universidad Católica gracias al ranking de notas.
Carolina fue la mejor alumna de su generación en el Colegio Los Cipreses de Lo Miranda, Sexta Región, establecimiento particular subvencionado que atiende a niños vulnerables. Su sueño siempre fue estudiar Medicina, pero pese a tener un promedio de notas 6,7 en la enseñanza media, el alto puntaje PSU que exigía esa carrera complicaba sus opciones.
Por eso dice que cuando, estando en cuarto medio, se enteró del aumento del ranking "saltaba de felicidad, igual que mis papás, porque era la oportunidad y la gran puerta que se me abrió para que me alcanzara el puntaje". Carolina promedió 745 puntos en la PSU, pero gracias a los 850 puntos –el máximo– que obtuvo en el ranking, logró entrar a Medicina.
Sin embargo, al poco tiempo de estar en la carrera notó las grandes diferencias que tenía con sus compañeros, que en su mayoría provenían de colegios pagados. Ellos tenían mejor base en contenidos y obtenían mejores notas en las pruebas.
Una experiencia similar tuvo Sergio Vásquez, quien pese a promediar menos de 600 puntos en la PSU, entró a estudiar Ingeniería Civil en Minas en la Universidad de Santiago gracias a los 850 puntos que obtuvo en el ranking.
Sergio cursó la enseñanza media en el Liceo San Francisco de Quito, de Independencia, donde fue el mejor alumno, con un promedio 6,6. Sin embargo, admite que su colegio no era muy bueno. "Los cabros me veían raro porque estudiaba, los profesores tiraban licencia y faltaban un mes porque les hacían bullying y era difícil soportar a mis compañeros, así que no nos alcanzaban a pasar casi nada de materia", señala.
Esa dinámica le terminó pasando la cuenta en los primeros meses de universidad. "Mis compañeros que venían de colegios emblemáticos ya se sabían toda la materia de todos los ramos, ya les habían hecho cursos de cálculo y álgebra, y a mí con suerte me pasaron matemáticas. En las clases quedaba con dudas y tenía que preguntar harto", dice.
Otro a quien le costó el doble fue Marcelo Bravo, quien egresó de un liceo técnico, el Instituto Tecnológico San Mateo de Pudahuel. Aunque obtuvo poco más de 500 puntos en la PSU, gracias a los 818 puntos que alcanzó en el ranking –al ser el segundo de su clase–, pudo entrar a Ingeniería Civil en Informática en la Universidad de Santiago. "Los primeros días se notaba harto la diferencia, el profe preguntaba cosas y mis compañeros respondían y yo quedaba en el aire", comenta.
Noches en vela y hasta Youtube
Los estudios en que se basó el Consejo de Rectores para introducir el ranking en el proceso de admisión indican que los alumnos que ingresan a la universidad por esa vía, si bien pueden tener vacíos de contenidos, poseen características como el esfuerzo, la dedicación y la motivación por el estudio, que los hace a la larga tener mejor desempeño y menos tasas de deserción que quienes ingresan a través de la PSU.
A esas cualidades tuvieron que echar mano estos tres estudiantes para lograr sacar adelante el semestre. Cuentan que tuvieron que pasar muchas horas, y hasta noches enteras, estudiando sólo para igualar a sus compañeros, debiendo dejar de lado sus pasatiempos. Además, junto con acudir a conocidos o profesores, recurrieron hasta Internet para buscar la materia o aprender a hacer los ejercicios.
"Yo siempre tuve que ir un paso más adelante que los demás; después de la universidad me iba a estudiar a la biblioteca o me iba viendo la materia en el Metro y llegaba a la casa a estudiar, estudiaba casi tres horas todos los días, veía Internet, sacaba guías de Youtube, de Google, donde enseñan a hacer los ejercicios", cuenta Sergio, quien tuvo que dejar el basquetbol, porque no le alcanzaba el tiempo. "Eso me afectó mucho porque era parte de mí", dice.
Carolina también hizo de todo para lograr alcanzar a sus compañeros. "Tuve que cortar todas las actividades extra, pasar muchas noches de estudio, en vela, llanto incluso, cuando no tenía el resultado que esperaba. Pedí ayuda a los de segundo, mis profesores del colegio me ayudaban por e-mail y muchas veces sacaba materia de Internet", señala.
Marcelo también debió esforzarse mucho más porque, al provenir de un liceo técnico, no tuvo algunos ramos como física. "Fueron noches de estudio, preguntando harto, también usaba guías de preuniversitarios que tenían compañeros y veía videos de la materia en Internet", cuenta. También recibió ayuda de un tutor –a través de una beca de nivelación que recibió del Ministerio de Educación–, que lo ayudó a repasar la materia.
Aprobaron los ramos e incluso superaron a sus compañeros
Los tres estudiantes coinciden en que, si bien al principio se sintieron en desventaja, con el paso de los meses fueron superando las falencias que arrastraban del colegio y lograron alcanzar a sus compañeros e incluso superarlos.
Carolina dice, con orgullo, que aprobó los cinco ramos del primer semestre de Medicina y que hasta se eximió de los exámenes finales. "Los beneficiados con el ranking hemos demostrado que tenemos las mismas capacidades que el resto, aunque tuvimos menos oportunidades. Yo creo que después voy a tener muchos obstáculos más, pero creo que con esfuerzo y la motivación de querer ser profesional, tengo que salir adelante", afirma.
Marcelo dice que también le ha ido bien hasta el momento y que ya aprobó los ramos que más le complicaban en Ingeniería Civil en Informática. "Ahora me siento súper bien, de hecho me ha ido mejor que algunos compañeros que se prepararon toda la media para la universidad. Tengo compañeros, por ejemplo, del Instituto Nacional que en un principio eran excelentes y ahora están peor que uno, al final depende de cada uno", asegura.
Para Sergio también el esfuerzo ha rendido frutos. Aunque ha tenido algunos rojos en el semestre, ha ido mejorando su rendimiento. "Ya estoy tapando los vacíos que dejó el colegio y me ha ido mejor que gente que viene de colegios muy buenos, porque estudio más; es más, a veces me piden ayuda para hacer algunos ejercicios y mis compañeros quedan sorprendidos", afirma el joven, quien quiere ser un ejemplo para los alumnos de su liceo o de otros colegios municipales.
Sergio agradece la oportunidad que se le dio con el ranking. "Si yo hubiese estado en un colegio emblemático, me hubiese sumado a su queja, porque ellos tienen buena base y se merecían entrar a la universidad, pero alguna vez que nos den a nosotros también esa oportunidad, para poder demostrarles que nosotros también podemos, a pesar de que tenemos mala educación. Hay una frase que me quedó marcada y es que todos los hombres son iguales, pero hay algunos que tienen que trabajar más para serlo, y yo soy uno de ésos que trabaja más para ser igual", afirma.
La directora ejecutiva (s) del Sistema Único de Admisión del Consejo de Rectores, Angélica Bosch, dice que por ahora no cuentan con un estudio sobre el rendimiento académico de los alumnos que ingresaron a la universidad en 2013 y 2014 vía ranking, aunque están recabando sus antecedentes para tener una evaluación a fin de año.
No obstante, señala que para incorporar el ranking como factor de selección se basaron en diversos estudios a nivel nacional e internacional, que demuestran que el ranking es un buen predictor del rendimiento de los alumnos en la universidad, ya que obtienen mejores resultados y tienen una tasa de retención más alta que el resto.
Bosch explica que, a diferencia de la PSU, el ranking entrega información sobre habilidades no cognitivas de los estudiantes, como su motivación y esfuerzo. Por eso, "aunque lleguen con menos conocimientos relativos que otros alumnos, esa motivación y esfuerzo podrían llevarlos a equilibrarse y tener quizás mejor desempeño en el futuro".
De acuerdo a datos del Sistema único de Admisión, 5.081 estudiantes fueron beneficiados este año gracias al ranking. De éstos, 1.350 habrían quedado fuera del sistema si no hubiera aumentado ese factor y el resto quedó en una mejor carrera o universidad que si hubiese postulado el año anterior. La mayoría ingresó a la U. de Santiago.