El documento de la Conferencia Episcopal deplora que la guerra ''destruye la vida humana y atenta contra la seguridad y las condiciones de vida digna de las personas''.
AFP (archivo)SANTIAGO.- La Conferencia Episcopal llamó este viernes a "orar por la paz" en Medio Oriente y especialmente en la Franja de Gaza, y pidió al pueblo chileno "hacerse cargo de este conflicto y hacer nuestro el dolor de comunidades lejanas geográficamente, pero unidas en la fraternidad de la comunidad humana".
El documento, firmado por el secretario general del organismo de la Iglesia Católica, el obispo de Valdivia Ignacio Ducasse Medina, reitera la "urgencia de poiner un alto al fuego y empezar a trabajar por garantizar la paz y la seguridad de las personas que se ven expuestas a un nivel de violencia que, para quienes estamos lejos de la zona en conflicto, es difícil de imaginar a cabalidad.
También rememora el llamado del Papa Francisco que pide decir "nunca más a la guerra".
"En una masacre como esta, la guerra destruye la vida humana, atenta contra la seguridad y las condiciones de vida digna para las personas".
"Como hemos manifestado en la última declaración del Comité Permanente, el derecho a la vida humana es el primero de los derechos humanos que debe ser respetado y defendido siempre. La vida humana tiene una dignidad que la pone en un lugar privilegiado en el conjunto de la creación: somos hijos predilectos de Dios, invitados a tratar al ser humano con sumo respeto durante toda su vida", insta el documento.
Al mismo tiempo, y en el marco del próximo inicio del Mes de la Solidaridad e inspirados en el testimonio de San Alberto Hurtado, la Conferencia Episcopal invitó al pueblo chileno "a hacerse cercano a este conflicto, a hacer nuestro el dolor de comunidades lejanas geográficamente, pero unidas en la fraternidad de la comunidad humana".
"Nuestros hermanos de Medio Oriente necesitan nuestra plegaria y nuestra acción. Oremos por la paz, en familia y en las comunidades, especialmente en las misas, encuentros y celebraciones. Seamos, al mismo tiempo, agentes de paz y promotores de justicia, cada quien en sus familias y ambientes, en nuestra misión de constructores de una sociedad justa, fraterna y en paz", concluye el documento.