SANTIAGO.- Este sábado en Madrid el Opus Dei vivirá uno de los hitos más importantes de su historia y a un niño chileno, José Ignacio Ureta Wilson, le tocará asumir un rol de marcado simbolismo.
Esto porque en una gigantesca ceremonia en la capital española, se celebrará la beatificación de Álvaro del Portillo, el segundo líder más importante que ha tenido esta organización, y cuya beatificación le fue concedida por el Vaticano tras dar por comprobado el milagro que le habría permitido continuar con vida al menor santiaguino.
El milagro se remonta a julio de 2003. José Ignacio vino al mundo con tres patologías graves que comprometían su cerebro y el corazón, además de presentar una malformación de ambos hemisferios cerebrales por alteración de la migración neuronal.
Su estado empeoró en los días siguientes, cuando diversas crisis complicaron además sus pulmones. Entonces sufrió un paro cardíaco que duró entre 30 y 45 minutos, durante los cuales sus padres rezaron la oración de la estampa de Álvaro del Portillo .
Pero después de ese rato los médicos redujeron el ritmo de las maniobras porque pensaron que el niño estaba muerto.
Inesperadamente y sin ningún tratamiento adicional, el corazón de José Ignacio volvió a latir. Luego de un mes, el niño fue dado de alta.
Por esta razón el menor, que está en Madrid hace una semana con su familia, será el encargado de llevar en la ceremonia una reliquia del beato, que le entregará al cardenal Angelo Amato, y con la que el proceso de beatificación culminará.
La madre del niño chileno, Susana Wilson, cuenta a Emol que la expectación es grande entre los seguidores del Opus Dei: "Hay muchos fieles. A los 1.200 chilenos que viajaron, hay que sumar a personas de 80 países que también van a la beatificación. Lo notamos en los mapas que usan los turistas, que muestran la figura de don Álvaro del Portillo".
Un anticipo de lo que se vivirá en la misa de beatificación -que será oficiada por 18 cardenales y 130 obispos, y en la que 1.300 sacerdotes darán comunión a decenas de miles de fieles-, se produjo durante el ensayo en Valdebebas, según relata Wilson.
"Aunque no estaba la reliquia (en el ensayo), solo imaginarlo fueron momentos de mucho recogimiento y de agradecer a Dios por todo lo que nos ha dado y por el regalo de tener a José Ignacio con nosotros. Él está muy emocionado, está feliz, esto para él es un momento de mucho agradecimiento. No tuvo ningún problema en el ensayo, lo noto contento", asegura.
Agrega que su hijo "va aparecer en la misa en el minuto que se declara la beatificación. Ahí se muestra la imagen que va estar cubierta, la bendice Angelo Amato y luego va a colocar la reliquia en un lugar especial".
Respecto al proceso que ha enfrentado su familia Susana Wilson relata que antes eran "católicos de misa de domingo" pero ahora "vamos a misa todos los días, rezamos el rosario, bendecimos la mesa, celebramos los santos ¿cómo no celebrar los santos si además ya tenemos un santo que nos ha hecho un gran favor?".
"Yo me acuerdo de haberle dicho a don Álvaro: 'Tú me ayudas, que no te conozco mucho, y yo me comprometo a acercarme más a la Iglesia'", explica.
¿Una demostración de fuerza?
De acuerdo a un análisis de AFP, para el Opus Dei la beatificación de Álvaro de Portillo es la oportunidad para dar una prueba de fuerza con una gigantesca ceremonia. Esto por la supuesta pérdida de influencia de la institución católica en los últimos años.
"El acto es una demostración de fuerza evidente", considera José Manuel Vidal, director del portal Religión Digital. "Conseguir la beatificacion del segundo prelado (tras la canonización en 2002 del fundador Josemaría Escrivá de Balaguer) es un hito en la historia de cualquier movimiento religioso", agrega.
Más aún con la llegada del Papa Francisco, quien "tiene una línea de iglesia muy diferente", no tan conservadora, según señala Raquel Mallavibarrena, de la organización católica progresista Redes Cristianas.
Fundado en 1928, el Opus Dei -la "Obra de Dios" en latín- tiene como misión difundir la fe católica en la vida cotidiana por el trabajo de sus fieles, unos 90.000 distribuidos en los cinco continentes (33.000 en España).