SANTIAGO.- "El señor O'Reilly hacía lo que quería en el colegio", dijo categórica este lunes la fiscal oriente Lorena Parra durante los alegatos de clausura en el marco del juicio oral contra el sacerdote, acusado como autor de abusos sexuales contra dos menores del Colegio Cumbres.
Ello, en el marco de la etapa final del proceso cuyo veredicto se conocerá esta semana.
Según argumentó la persecutora, las evidencias presentadas a lo largo de dos meses, logran acreditar la responsabilidad del religioso en los hechos imputados, por los cuales el ente persecutor penal pidió una pena de 20 años de presidio efectivo.
En su análisis, Parra recalcó que ambas hermanas y presuntas víctimas del cura pertenecían a un grupo reducido de favoritas de O'Reilly, quien además gozaba de la confianza de las autoridades y administrativos del establecimiento educacional de Las Condes, enfatizando que se logró establecer que el sacerdote no sólo visitaba el recinto los días miércoles y viernes como aseguró la defensa, sino que su asistencia al lugar era mucho más frecuente.
Asimismo, la fiscal destacó que la veracidad de los relatos de la menores fue confirmada con la visita que el tribunal realizó en una oportunidad, donde se pudo conocer que los lugares que fueron descritos por las niñas como supuestos espacios donde habrían sido cometidos los delitos, coincidían con los detalles entregados por las mismas.
Respecto a los hechos, la Fiscalía aseveró que las pruebas rendidas son suficientes para sustentar las declaraciones de las menores, quienes de manera espontánea habrían revelado que el religioso acostumbraba a poner dulces en sus genitales cuando jugaban en la oficina de administración.
Por su parte, el querellante José Ignacio Escobar se refirió al favoritismo de John O'Reilly hacia las menores, mencionando que ello era visto con normalidad por los funcionarios del colegio.
En sus alegatos, el abogado también restó validez a las declaraciones que entregaron en el estrado algunas secretarias del establecimiento, puesto que ellas aseguraron que las oficinas en las que presuntamente se habrían llevado a cabo los abusos eran constantemente visitadas por padres y apoderados, lo que, según Escobar, no es efectivo.
Por último, reiteró que el religioso era una figura de autoridad en el Colegio Cumbres y por ello, nadie supervisaba sus actuaciones.
Durante las próximas horas, en tanto, el equipo defensor del religioso expondrá ante el tribunal sus alegatos que apuntan a la inocencia del imputado y a la inexistencia de los hechos.