WASHINGTON.- Cuatro exempleados de la empresa de seguridad Blackwater fueron declarados culpables este miércoles por su responsabilidad en la muerte de 14 iraquíes durante un tiroteo en Bagdad en 2007, que dejó otros 18 heridos.
Un jurado de Washington declaró a Nicholas Slatten culpable de homicidio en primer grado, mientras que Paul Slough, Evan Liberty y Dustin Heard fueron culpados de homicidio voluntario.
La sentencia llega después de un juicio que duró más de dos meses y semanas de deliberaciones. No obstante, el fallo es parcial y el jurado todavía tiene que pronunciarse sobre otros cargos.
Los exguardias de Blackwater, una empresa de seguridad privada estadounidense, estaban a cargo de proteger un convoy diplomático estadounidense el 16 de septiembre de 2007 en la plaza Nisur de Bagdad cuando abrieron fuego.
Un total de 17 iraquíes desarmados murieron, según una investigación iraquí, mientras que la pesquisa estadounidense estableció en 14 el balance de muertos. En el tiroteo también resultaron heridas 18 personas.
La matanza exacerbó el sentimiento antiestadounidense de los iraquíes y fue percibida como un ejemplo de la impunidad de la que gozan las empresas de seguridad contratadas por Estados Unidos en Irak.
"Personas que podían reírse, amar, fueron convertidas en meros cuerpos ensangrentados, personas que no eran blancos legítimos, que no eran una amenaza", comentó el fiscal Anthony Asuncion, durante el juicio.
Blackwater, cuya licencia para operar en Irak fue revocada por Bagdad, cambió de nombre en 2009 por Xe Services y en 2011 por Academi.
Al asumir la presidencia de Estados Unidos, Barack Obama canceló en 2009 el contrato que el gobierno mantenía con la
firma.
Más adelante será anunciada la fecha del fallo.
Slatten podría ser condenado a cadena perpetua, pero para ello los fiscales tendrían que convencer al jurado de que actuó de forma premeditada.
Antes de abrir fuego contra los iraquíes, Slatten habría dicho que buscaría "matar el mayor número posible de iraquíes en represalia por los atentados del 11 de Septiembre" de 2001, contra las Torres Gemelas en Nueva York.
Dos de los abogados de los acusados anunciaron que apelarían el fallo. "Estamos devastados, pero seguiremos luchando (...) y pensamos que ganaremos", declaró David Schertler, el abogado de Dustin Heard, "el veredicto es incorrecto, incomprensible".
El defensor de Evan Liberty, por su parte, afirmó que estaba "evidentemente decepcionado" por un veredicto "difícil de comprender teniendo en cuenta las pruebas". "Pero hay numerosas cuestiones a plantear en la apelación", advirtió William Coffield.
Tras la tragedia, el departamento tomó numerosas medidas para reforzar el control de las empresas privadas subcontratadas encargadas de la seguridad, como mejorar rápidamente los procedimientos de investigación y el uso de la fuerza de los agentes de seguridad", dijo la portavoz del departamento de Estado Marie Harf.
Por su lado, el fiscal federal de Washington, Ronald Machen, dijo que "el veredicto (...) es la afirmación del compromiso de los estadounidenses con el estado de derecho, incluso en tiempo de guerra". Se congratuló de que los cuatro hayan sido "responsabilizados de ese ataque escandaloso y de sus consecuencias desastrosas para tantas familias iraquíes".