SANTIAGO.- "Yo no soy un utópico y el proyecto del gobierno tampoco. Por difícil y lento que sea este proceso de aprendizaje, de la no segregación, esa es la dirección". Así el decano de la Facultad de Educación de la Universidad Católica, Cristián Cox se refirió al proyecto que pone fin al lucro, copago y selección que se discute en el Senado.
Según Cox, "la velocidad tiene que ver con el problema. Si a ti se te pide que en cien días levantes el proyecto que va a cambiar los pilares institucionales del sistema educacional en Chile, eso nos mata, no ha habido tiempo".
Visión compartida tiene el decano de la Facultad de Educación de la Universidad Alberto Hurtado Juan Eduardo García-Huidobro, quien reconoció que "al ministro le está tocando una cosa muy complicada. No me atrevo a decir si ha estado bien o mal enfocado. Lo que pasa es que Chile está discutiendo temas que había que discutir y esa discusión no nos gusta porque genera inseguridades con temas como son los hijos".
"Aprovechar eso políticamente y empezar a levantar castillos de naipe y fantasmas por todas partes, hay un paso. El ministro se ha visto enfrentado eso. La gran dificultad es transformar esta discusión sobre estas leyes es una discusión tranquila, razonable", agregó García-Huidobro.
Las declaraciones fueron parte de un seminario organizado hoy donde se abordó la "Educación de Calidad para el Chile de Hoy". Al respecto, Cox, quien dijo que “es intrínseco a calidad el que tengas la oportunidad de educarte conociendo a un otros amplio, más amplio que tu grupo de referencia”.
Para García-Huidobro, “el espíritu (del proyecto que pone fin al lucro, copago y selección) es generar una escuela más abierta”. Pero el tema también radica en que "no vamos a tener una buena educación sin mejores profesores. Las condiciones de trabajo de los profesores chilenos no tienen nada que ver con la sociedad que tenemos, hay un retroceso e injusticia y yo espero que de aquí a fin de año podamos comenzar esa conversación".
Iglesia Católica
El director del Centro de Medición de la Universidad Católica. Jorge Manzi fue enfático en señalar que "las escuelas católicas deberían integrar y no segregar como ocurre hoy en día en Chile. La integración forma parte de la calidad del sistema educativo".
"Cuando uno solo mira con el único norte de que queremos producir resultados académicos, probablemente la integración puede ser vista como un potencial daño, porque les toca enseñar a niños con más dificultades o prefieren enseñar a grupos homogéneos, por eso es tan popular entre los profesores la selección, el tratar de escoger a los alumnos para que las cosas sean más fáciles de manejar", agregó Manzi.
Al respecto, dijo que "la experiencia de tener que interactuar con otros es una experiencia más relevante, para prevenir o disminuir los riesgos de discriminación y prejuicios. No hay duda alguna que la integración es la agenda sensata de calidad y la escuela católica debe ser un modelo en esa dirección. Quien quiera ser formado en esa tradición tiene derecho a serlo".
Ahora bien, para Cox "si te preguntan como ciudadano, y te dicen la segregación es buena o mala, la mayoría vota que es mala, pero como apoderado tengo que elegir lo mejor para mi hijo, eso es segregado. Cómo hacer para que esta visión pase a una conducta de que si aprendemos a convivir con los otros es lo mejor".