SANTIAGO.- La defensa de Pablo Undurraga, el principal imputado por el crimen de un lactante de tres días ocurrido en un ritual sectario en el Cerro Colliguay, solicitó el sobreseimiento del joven a quien el Ministerio Público le atribuyó su autoría en el delito de homicidio calificado.
Ello está siendo discutido a esta hora en el Juzgado de Garantía de Quilpué, instancia en la que el abogado del realizador audiovisual expone su convicción respecto a que a su representado no le cabe participación en el crimen ideado por Ramón Castillo Gaete –autodenominado “Antares de la Luz”- por estar exento de responsabilidad criminal.
Lo anterior, sobre la base la pericias psicológicas a las que fue sometido el imputado -y principal discípulo del fallecido líder del grupo- durante la etapa investigativa.
Estas concluyeron que Undurraga habría cursado un estado psicótico que le habría impedido la comprensión respecto de los hechos por los que se le indagan.
Incluso, establecen los análisis, no habría contado con la libertad para dirigir su actuar con total voluntad durante el tiempo en que se concretó el asesinato en noviembre de 2012.
La decisión del tribunal será determinante para los próximos pasos del defensor de la madre del lactante asesinado, Natalia Guerra, quien también intentará liberar de todos los cargos a la diseñadora gráfica, indagada por el delito de parricidio.
Anticristo
De acuerdo a la investigación que llevó adelante el fiscal jefe de Quilpué, Juan Emilio Gatica, la muerte del menor fue planificada por el fallecido líder de la secta, Ramón Castillo Gaete.
Según consta en las declaraciones de los imputados, el niño debía ser sacrificado, ya que -según reveló el maestro a sus seguidores- se trataba del Anticristo.
En su testimonio, Natalia Guerra aseguró a la policía que "toda la comunidad sabía que mi hijo tenía que ser asesinado después de nacer, que había que obedecer a Antares de la luz porque él era dios".
La diseñadora gráfica detalló que tras el nacimiento del lactante, fue llevada hasta el cerro Colliguay donde el grupo levantó un campamento a la espera del fin del mundo, previsto para el 21 de diciembre de 2012.
Una vez allí, relató, observó una excavación y una hoguera, agregando que "Antares le pidió a Pablo Undurraga que me llevara donde él. Mi hijo lloraba y no sé cuándo dejó de llorar".
"Yo estaba destrozada, pero Pablo Undurraga me decía que tenía que ser así, que era mi karma. Presentía lo que iba a ocurrir con el bebé, pero eran órdenes superiores. Antares había matado al bebé arrojándolo al fuego", confesó la mujer.