WASHINGTON.- Millones de usuarios de Napster comenzaron este fin de semana a descargar música de Internet ante el temor de que un fallo judicial ponga fin a ese servicio al que se acusa de ser el primer pirata de la propiedad intelectual en la era de la informática.
Un tribunal federal de San Francisco anunció que tomará el próximo lunes una decisión sobre el acceso gratuito a la música en Internet operado por la empresa Napster, en un fallo que establecería un precedente jurídico sobre la propiedad intelectual en los medios cibernéticos.
Fuentes judiciales afirmaron que el tribunal de tres jueces de un distrito de San Francisco (California) dará a conocer su dictamen en el marco de un conflicto que enfrenta a la industria discográfica con Napster. El problema se inició en octubre del año pasado cuando la Asociación de la Industria Radiodifusora pidió que se ordenara la suspensión de operaciones de Naptster que tiene más de 50 millones de usuarios.
Todos ellos intercambian música de manera gratuita a través de Internet en lo que la industria discográfica considera un acto de piratería intelectual. El servicio, que se popularizó a partir de una demanda judicial presentada en diciembre de 1999, funciona mediante el intercambio de archivos de MP3, un formato de compresión que convierte la música de discos compactos en archivos de computadora.
Según sea la rapidez de la conexión con la Red y de la fuente del tema, la "bajada" de una canción se demora una media de tres minutos. "Sin tener que pagar, puedo archivar centenares de canciones y escucharlas mientras trabajo en mi computadora", afirmó un usuario. "Para este fin de semana tengo una lista de unos 120 temas musicales que espero descargar para el caso de que se acabe el acceso gratuito a Napster", agregó.
Las empresas discográficas argumentaron que la aparición de Napster en Internet les significó pérdidas multimillonarias en ventas de discos, lo cual también afectó a los artistas que han dejado de recibir las derechos de autor correspondientes. Napster ha acusado a las empresas discográficas de pretender frenar el avance tecnológico y ha afirmado no tener responsabilidad por el acceso libre y gratuito, pero no comercial, a sus archivos que puedan tener los usuarios.
Por otra parte, esos usuarios aseguran que el uso de Internet para recibir música no tiene ninguna diferencia con el acto de grabar una película de la televisión, lo cual no está prohibido. La posición de la industria fue respaldada por la juez Marilyn quien el año pasado dijo que Napster era culpable de infringir la propiedad intelectual y ordenó el cese de sus operaciones.
La orden fue suspendida por otro juez que afirmó que se necesitaba más tiempo para considerar la posibilidad de un proceso judicial. Según fuentes judiciales, la decisión que tomará el panel el lunes próximo ha adquirido mayor importancia en la búsqueda de establecer una protección para la propiedad intelectual afectada por la distribución de libros y hasta de películas a través de la Red.
Según los que defienden el libre uso de Internet y sus sistemas, este medio de comunicación ha servido también para defender la libertad de expresión. Un ejemplo de esta situación se produjo en 1999 al publicarse "El libro negro de la justicia chilena" de la periodista Alejandra Matus. La obra sobre corrupción judicial durante la dictadura del general Augusto Pinochet fue prohibida por considerarse que atentaba contra la ley de seguridad interior que protege a los tres poderes del Estado.
La prohibición fue eludida al publicarse la obra a través de Internet para ser leída no sólo por el público chileno sino también por el internacional. Fuentes de Napster dijeron que acatarán cualquiera que sea la decisión del tribunal, aunque ésta signifique el cese de operaciones de la compañía.
Sin embargo, fuentes de la industria anticiparon la posibilidad de que si el dictamen es negativo se podría apelar y el caso llegaría entonces hasta el Tribunal Supremo de Estados Unidos. Agregaron que una vía de solución podría ser que Napster comience a cobrar por sus servicios a los usuarios para compartir esos ingresos con la industria discográfica.